Junin Digital

imagen
  • TEMAS DEL DÍA:
| 15/07/2018

El campeón que salió tercero

Bélgica derrotó por dos a cero a Inglaterra y se subió al último lugar del podio por primera vez en un Mundial de fútbol. Hazard, De Bruyne y compañía merecían otro final.

Algunos sabios suelen repetir que del segundo no se acuerda nadie, que lo único que sirve es ser campeón y que salir del segundo puesto para atrás es fracasar. A contramano de la creencia popular, difícilmente nos podamos olvidar de esta selección belga. Lo que han entregado dentro del campo Eden Hazard, Kevin de Bruyne, Romelu Lukaku y sus compañeros dirigidos por un lúcido Roberto Martínez en este Mundial de Rusia 2018 seguramente será recordado por mucho tiempo por los memoriosos, pero también por aquellos a los que realmente les gusta el juego. Cómo olvidar esos enganches, los cambios de ritmo, el pase gol y el desequilibro en el mano a mano de Hazard. Esa sensación que nunca va a perder la pelota. No andaba en patines, tenía botines como los demás. La capacidad y visión de juego de De Bruyne para habilitar a un compañero de cara al arco. La versatilidad de Lukaku para jugar como centro delantero o de extremo corriendo la línea para cerrarse con su perfil más apto. La sobriedad de Courtois para atajar bajo los tres palos e iniciar las jugadas por abajo. La seguridad de la línea de fondo, a veces compuesta por tres centrales y otras recompuesta por cuatro incorporando al mediocampista por derecha, y la templanza para generar la primera superioridad con la pelota. El auxilio de todos que fue Witsel, las apariciones ocasionales de Mertens, Meunier o Chadli llegando por las bandas. Tuvo la suerte de su lado también, como en aquel partido ante Brasil, donde se vio superado en el segundo tiempo y allí contó con ese factor que no se entrena, luego de pasarla realmente mal.

La mano de Roberto Martínez, demostrando que ningún cambio y sistema es malo por sí mismo. El entrenador se dio el lujo de cambiar de sistema y de estrategia, incluso cuando el que había utilizado le había funcionado, pero tratando de sacar el mejor provecho a cada partido ubicó a Lukaku como extremo por derecha y a De Bruyne, que venía jugando como doble pivot, como falso nueve. Por momento hizo gala de la posesión de la pelota para encontrar los espacios en ataque y en otras tuvo transiciones letales ejecutadas por intérpretes que parecen tener el manual de cada jugada (lo principal para que cualquier sistema o idea funcione).

El azar, las virtudes de los rivales, el destino, y algunas otras cuestiones hicieron que Bélgica no pueda estar en la final del Mundial de Rusia 2018, pero seguramente su actuación quedará marcada como la confirmación de un equipo que venía insinuando que podía competirle palmo a palmo a los mejores y que mereció mucho más que un tercer puesto. Si eso no es un logro en sí mismo habrá que inventar una palabra para definirlo.

¿TE GUSTÓ LA NOTA?
TAGS
COMENTARIOS