Cuando a Christian Javier Durando le dijeron que el dos de marzo de 2018 tenía que ir a Junín para trasladar al plantel de Sarmiento hacia Buenos Aires no se imaginó que en menos de dos años se iba a convertir en un hincha más del Verde y que cada 15 días iba a formar parte de esa familia que suelen ser las delegaciones de los clubes que salen de su ciudad para jugar de visitante.
Toretto, así lo apodaron enseguida los jugadores en una ocurrente referencia al personaje que Vin Diesel hace en Rápido y Furioso, debutó en aquella derrota del 3 de marzo ante Brown por dos a uno. Es verdad que el inicio no fue bueno pero de a poco no solo se fue convirtiendo en la cábala del equipo sino que la seguridad que le transmite al equipo estando al volante fue la que influyó para que comiencen a solicitar a la empresa de transporte de pasajeros su presencia para cada viaje.
Pero la confianza y el interés son recíprocos. Javier vive en Temperley junto a su mujer, Mercedes, y su hijo, Jonás. Desde allí, durante la semana, llegan las preguntas para saber de qué manera se prepara el plantel para el siguiente compromiso: “¿Cómo están los muchachos?, ¿Hay algún lesionado?, ¿Cómo hago para escuchar o ver el partido?”. Tanta empatía generó que hasta algún jugador visitó su casa para comer. Lo cierto es que el chofer del plantel ya es un hincha más y de ese sentimiento habla el viaje que hizo para estar en el último partido del torneo pasado cuando El Verde tuvo posibilidades de ser campeón ante Guillermo Brown de Puerto Madryn o en la propia final del Reducido frente a Central Córdoba de Santiago del Estero. También lo que sucedió el domingo pasado en Adrogué: Toretto cumplió años y había planeado que su mujer y su hijo fueran a celebrarlo a la cancha con él, viendo a Sarmiento, algo que el clima no permitió.
