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| 17/04/2019

Olga de Rosa: El corazón de París fue gravemente herido pero sigue latiendo con fuerza

La juninense Olga De Rosa de Ferrá, quien fue presidente de la Alianza Francesa de Junín, escribió para JUNINDIGITAL una reflexión sobre la catástrofe ocurrida este lunes en la capital francesa.  Consideró que Notre Dame es "símbolo del cristianismo, bastión de la historia y la cultura occidentales, expresión de belleza"

Por Redacción

Lunes 15 de abril de 2019, 14h… « Arde la Catedral Notre-Dame de Paris... »  En un primer momento, parece un muy mal chiste... pero las imágenes que llegan confirman que se trata de una horrible realidad…

La bellísima Catedral de Paris, una de las principales iglesias del mundo y uno de los más grandes patrimonios de la humanidad, está envuelta en humo y llamas…

La aguja gótica que se alza en el punto de encuentro de las naves que forman la cruz del techo, parece un tizón encendido… Y termina desmoronándose…

Al estupor, le siguen los sentimientos de angustia, impotencia…

Como esa multitud de parisinos, franceses y turistas de todo el mundo que colman los puentes que atraviesan la isla de la Cité y las márgenes del río Sena, (algunos arrodillados y entonando cánticos religiosos), sólo atino a pedir a Dios que no permita la destrucción de Notre-Dame de Paris y los tesoros que encierra!



La Catedral se levanta en el punto donde, en el siglo II antes de Cristo,  comenzó la historia de Paris con el asentamiento de los Parisii, pueblo celta. Allí está el kilómetro 0 de Francia y desde ahí se distribuye el espiral que forman los 20 distritos administrativos de Paris. Desde un primer momento, el lugar de su emplazamiento fue lugar de culto: los celtas celebraban en este sitio sus ceremonias, luego los romanos levantaron un templo dedicado al dios Júpiter, y en el siglo VI se edificó allí la primera iglesia cristiana de la ciudad capital, la Basílica de Saint-Étienne. Finalmente, en el siglo XII, la ciudad decidió iniciar una obra monumental que acercara el hombre al cielo y comenzaron a construir Notre-Dame de Paris, hoy considerada uno de los símbolos del catolicismo más fuertes del planeta.



El edificio de la Catedral se asemeja a un gran barco de piedra, navegando entre dos brazos del Sena y si bien presenta una mezcla de diferentes estilos arquitectónicos (fue construida a lo largo de casi 200 años y luego reconstruida varias veces), es una joya gótica.

A la belleza de la estructura se suma la de sus magníficos vitrales, sus relieves contando la vida de Jesús y el valor incalculable de los tesoros que guarda: reliquias de la crucifixión de Cristo (la corona de espinas, un trozo de la cruz y uno de los clavos), reliquias de Saint-Denis, el manto de San Luis (Luis IX, rey de Francia), pinturas y esculturas.

A lo largo de más de ocho siglos, Notre-Dame de Paris fue escenario de muchos hechos históricos: la beatificación de Juana de Arco, la coronación de Napoleón, las celebraciones de la Liberación de Paris, los funerales nacionales del General Charles de Gaulle y de los presidentes Georges Pompidou y François Mitterrand 



Poco mantenida durante mucho tiempo, saqueada y maltratada durante la Revolución, Notre-Dame recuperó su esplendor a mediados del siglo XIX, luego de la fama que adquirió la novela del escritor Victor-Hugo, obra para la que eligió la catedral de Paris como escenario de la historia de Quasimodo y la bella Esmeralda.

Notre-Dame de París… símbolo del cristianismo, bastión de la historia y la cultura occidentales, expresión de belleza…

El fuego fue voraz, arrasó gran parte del techo y sin duda habrá pérdidas irreparables, pero Notre-Dame no cobró víctimas y seguirá siendo ese maravilloso lugar de diálogo entre la historia de los hombres y la eternidad de Dios.



El presidente Macron aseguró que la reconstruirán (“actuaremos y lo lograremos”), poderosos empresarios ya han comprometido la donación de importantes sumas de dinero para las obras, los tesoros han sido salvados gracias al trabajo heroico de centenares de bomberos…

Como dijo un historiador francés: “La catástrofe material es inmensa, pero el mito es aún más grande”. Y Notre-Dame de Paris, hoy testigo de 850 años de historia, continuará erigiéndose en  l’Île-de-la-Cité cuando nosotros ya no estemos en este mundo… 


 

 

 

 

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