Desde la vuelta de la democracia, la sociedad argentina se ha visto sometida a numerosas decepciones, hasta caer en un descreimiento que se trasunta en cierto cansancio moral. El punto más alto de dicha decepción se denominó la grieta.
La misma se trata de dos minorías intensas que generan una alta capacidad electoral pero que no poseen capacidad para gobernar. Dicha incapacidad reside en que aquello que lo fortalece para llegar tiene como reverso la imposibilidad de gobernar para todos.
La elección del enemigo es una máxima en la política vernácula.
En él mientras tanto el cuerpo social sufre, padece y naturaliza la grieta comienza a sentirla como parte del paisaje, y hasta le parece útil profundamente ahondarla, y sacar provecha de esa división.
Hay un mensaje que baja de las altas esferas y que es fomentar las divisiones de clases y busca culpables en los distintos elementos, la culpa la tienen los pobres, los vagos. No, la culpa la tienen los ricos, las grandes empresas, el campo, los exportadores, etc.
Hay una idea fuera que por definición no puede llegar nunca a una síntesis.
No hay forma de salir de un laberinto que no sea por arriba.
Eso significa para mí y para un grupo de dirigentes que sin formarnos un espacio político la candidatura de Roberto Lavagna a través de consenso 19.
Es el hombre capacitado para liderar este salto que implica crear una tercera vía que tenga como principio la unidad nacional y poder abandonar este sistema casi extorsivo al que han sido sometidos los ciudadanos.
Lavagna sabe de lo que habla, ya ha demostrado ser piloto de tormenta, cuando le toco ordenar el caos que hizo. Sabe que no se trata de un hombre solo, de un iluminado, por eso está construyendo un espacio plural donde participan el peronismos federal, gen, socialistas y una parte importante del radicalismo. Tiene un programa no es un improvisado, donde la educación es central, donde la palabra ajuste desaparecerá, donde volverán los recursos que le han quitado a la comunidad científico tecnológica, abrirse al mundo pero sin ser inocente, cumplir los compromisos asumidos,
La deuda
Una deuda con vencimientos imposibles de cumplir, asumida con total irresponsabilidad y negligencia. Se trata de generar crecimiento, de volver a generar trabajo, sacar a las personas de extinción al que están siendo sometidos.
Se trata de que los alimentos vuelvan a tener precios normales, de llegar a fin de mes, a que los jubilados no tomen préstamos para llegar a vivir.
Se trata de ponerle un piso a la pobreza que es de un 35% y tiene un 10% que flota entrando y saliendo de la misma. Se trata de articular: consumo, exportación e importación que son complementarias cosa que ni la política actual ni la anterior lo entendieron.
Por eso la idea de establecer una alternativa de centro progresista equilibrado y consensual.
La sociedad demanda salir de la trampa. Consenso 19 tiene un equipo y tiene al hombre indicado para llevarlo adelante: Roberto Lavagna.
