La carrera de Franco Balbi no para de crecer. Desde aquel campeonato con Ciclista, su posterior paso por Argentino hasta este presente en Ferro Carril Oeste, pasando por el seleccionado argentino, todo parece estar en ascenso en este juninense de 27 años que “descansa” luego de finalizar la temporada 2016/17 con el club de Caballito. “Trabajar en lo que llamamos la postemporada facilita mucho las cosas, no solo para el preparador físico, sino también para los jugadores. Yo me tomé unos días, me fui de vacaciones, descansé, pero llega un momento en el que te sentís con la culpa de no hacer nada y por eso hace cuatro o cinco días que me empecé a mover con el profe y con Nacho (Alessio) que está acá en Buenos Aires, también con Facu Zárate, Lucho Massarelli, Seba Morales, Juani Catalano, somos varios que vamos con el mismo profe y está bueno porque trabajás y te facilita mucho para cuando arranque la pretemporada. De más chico no le daba mucha importancia y cuando comenzaban las pretemporadas notaba que me costaba un montón y hoy en día al hacer estos trabajas vas adaptando el cuerpo para lo que viene”, destaca el base.
-Seguramente el epílogo de la temporada y la forma te deben seguir dando vueltas en la cabeza, ¿cuál fue el momento clave de la serie con Quilmes (NdR: Ferro cayó por 3-2 en la serie de cuartos de final de la Liga Nacional), si es que hay uno, en el que pensás que perdieron la posibilidad de avanzar a la semifinal?
-No sé si hubo un momento clave en el que perdimos la serie, pero creo que después del último triple de Flor (Eric, jugador de Quilmes) para ir al segundo suplementario nos caímos anímicamente y Quilmes levantó y no pudimos cerrarlo a nuestro favor. La serie fue muy pareja, ya que ambos nos ganamos de visitante y, si bien ellos tuvieron su mejor playoff junto al de Bahía, fueron merecedores de haber pasado de fase.
-En 2016 cambiaste de equipo y ese cambio me imagino que te trajo nuevos objetivos, nuevas metas, porque son dos clubs diferentes (Argentino y Ferro), con ambiciones distintas. ¿También te generó otro tipo de presiones? ¿Cuáles son las presiones que siente un jugador como vos que pasó por diferentes obstáculos y motivaciones a lo largo de tu carrera?
-Yo tomo a todos los equipos con el desafío de llevarlos a lo más alto y hacer lo mejor para poder ganar cada partido. Esos son los objetivos míos en cada temporada que se inicia. A lo mejor el plantel que se armó indicaba que teníamos que estar más arriba pero acá no hay resultados puestos. Hay que jugar y la Liga te va poniendo dónde debés estar. Por el lado de las presiones, no las he sentido nunca porque yo tomo el básquet como un juego, en el que hay mucha responsabilidad y donde hay que trabajar con mucha seriedad para lograr cosas y así lo tomo. No creo que sea algo pesado sino más bien un lindo desafío todos los años.
En algunos ámbitos muchos se permiten dudar si la estética puede ir acompañada de la eficiencia. El Titiritero, como lo bautizó el relator de Diferente FM, Juan Albamonte, demuestra cada partido que en él llevan una convivencia perfecta. Y, a pesar de haber quedado eliminado en los cuartos de final con Ferro, el público le reconoció toda la jerarquía y brillantez de su juego y este año sí estará en el Juego de las Estrellas. “Estar en el Juego significa un reconocimiento más; un mimo que hay que disfrutarlo y pasarla bien, ya que para eso se creó. La verdad es que no lo esperaba, pero vamos a tratar de divertirnos y divertir a la gente”, admite quien pasara por las inferiores de Villa Belgrano y Los Indios.
-Si bien dentro de la geografía de la Liga Nacional, Buenos Aires es una ciudad cercana a Junín, el ritmo de vida es diferente, aunque dentro de Capital , Caballito se asemeja más a lo que es Junín, ¿Te costó esa adaptación a una atmósfera diferente?
-La verdad que no me costó la adaptación. Pensé que sí me iba a costar, pero es cierto que Caballito se asemeja a lo que es Junín y la realidad es que nosotros, en el día a día, no sentimos lo que es el furor de la ciudad, el tránsito de la gente, el estar todo el tiempo con demoras, tomar un colectivo o de subte y que haya cortes, para nosotros es otra realidad porque, en mi caso particular, vivo a diez cuadras del club y muchas veces me manejo caminando. Sí que es otro ritmo de vida, otro estilo pero no sentí el tener que adaptarme a una ciudad diferente.
-En la década del 80, Ferro era destacado como uno de los clubes modelo de Argentina, luego de una situación complicada, el club volvió a resurgir hace algunos años, ¿Cómo es vivir dentro de esa Ciudad Deportiva que parece que es desde afuera? ¿Se habla de lo que fue Ferro en el pasado?
-El club está en un crecimiento constante. Entrás y se ven las obras constantemente. Eso es bueno. Lo que me sorprendió cuando llegué es que la gente no acompaña solo a un deporte, sea el fútbol o el básquet. Van a ver el handball, el futsal, el hockey. Es un club muy grande que está resurgiendo de todo lo que le pasó y cuando estás adentro siempre hay gente: en los entrenamientos, en los pasillos que conectan las diferentes actividades y es muy lindo el clima que se vive ahí. Y siempre tienen la ilusión de ser ese equipo, tanto en el fútbol como en el básquet, que fueron en los ochenta.
-Para la temporada que viene vas a tener a un entrenador que conocés como Ariel Rearte, ¿Qué pensás que le puede aportar a Ferro?
-Ariel puede potenciar el equipo porque es un entrenador que labura mucho y le gusta mucho entrenar. Eso nos va a venir bien a nosotros para potenciarnos. A priori lo conozco junto con Nacho y creo que es un entrenador que puede ayudar también a que crezca la institución en la Liga. Ojalá que sea con muchos éxitos.
-¿Cuáles son tus expectativas y las del club para la temporada?
-Mis expectativas son las de tratar de hacer un buen año otra vez, de ser mucho más regular que la temporada anterior y pulir cosas que se tienen que trabajar para mejorar. Espero que podamos lograr algo con el club porque realmente hay material para hacerlo.