Junin Digital

imagen
  • TEMAS DEL DÍA:
| 17/01/2020

Científicos buscan erradicar a una especie de jején que “colonizó” el Río Salado

Investigadores del CONICET buscan controlar a este insecto volador, hematófago, altamente resistente a los repelentes comúnmente utilizados y cuya picadura produce un corte doloroso en la piel.

Por Redacción

A grandes rasgos se podría decir que el jején, barigüí, paquita, simúlido o mosca negra, se comporta similar a un mosquito durante la temporada estival, pero Simulium chaquese (conocido por su nombre científico) causa problemas en ciertas regiones en las que su presencia llegó a tornarse casi incontrolable, a lo que se suma el hecho de ser mucho más resistente a los repelentes químicos normalmente utilizados.

Se trata de un insecto volador hematófago, es decir que se alimenta de sangre, y cuya picadura produce un corte en la piel doloroso y fácil de infectar con el rascado.

Diseñaron un software que mide desplazamiento, velocidad y trayectoria de los espermatozoides
Investigadores de la UNMdP-CONICET y de la Universidad de Castilla-La Mancha, España, diseñaron este software de acceso. Aseguran que es clave en el campo de la agroindustria y de la medicina reproductiva, indicó el portal Infocampo en un artículo escrito por la periodista Adriana Sánchez.

“Lejos de ser algo nuevo, este problema viene por lo menos desde el año 2000, cuando el insecto colonizó toda la cuenca del Río Salado, que en territorio bonaerense se extiende a lo largo de casi setecientos kilómetros y atraviesa más de quince municipios”, explicó Juan José García, investigador de la CICPBA en el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores, a cargo de un proyecto para colaborar en la erradicación de la plaga.

“Llegó desde las provincias del norte argentino a través de las sucesivas inundaciones. Si bien convive con otras tres especies, S. chaquese es la más agresiva con los seres humanos”, agregó el investigador.

Para reproducirse, el bariguí necesita aguas correntosas y transparentes, con lo cual se asienta perfectamente a lo largo de ríos y arroyos. La primera ciudad bonaerense en padecer la invasión fue Junín, pero se fue extendiendo hacia otras como Alberti, Roque Pérez, Bragado, y General Belgrano,

En todas las ciudades mencionadas, la presencia del insecto afecta la calidad de vida de las personas pero también las economías locales, ya que algunos sitios ofrecen atracciones turísticas como complejos termales y parques con lagunas que se tornan imposibles para los visitantes.

En la misma línea, García agregó que el mosquito perjudica a las producciones agrícolas ganaderas, ya que “devora” a los animales y trabajadores del sector, desde tempranas horas del día.


El insecticida que se utiliza mundialmente para eliminar las larvas es una formulación biológica que se elabora a partir de una bacteria denominada Bacillus thuringiensis israelensis, de ahí que el producto se llame ‘Bti’.

“La insecticida se produce tanto en el exterior como interior del país, con distintas calidades que incluso, los más óptimos, repelen los mosquitos también. El problema está en falta de coordinación y sistematicidad: la fumigación tiene que ser ordenada y sostenida en el tiempo”, aduce García.

Jején, barigüí, paquita, simúlido, mosca negraDesde la Universidad Clemson en Carolina del Sur (EE.UU.), el profesor Peter Adler colabora con el proyecto y asegura que los principios para sostener un plan efectivo contra la plaga, son los mismos en cualquier parte del mundo: “primero hay que identificar con precisión qué especie está causando la invasión; luego comprender su biología, porque por ejemplo el número de generaciones que tiene por año nos va a permitir determinar cuántas aplicaciones del insecticida serán necesarias; también conocer la ecología del lugar en que se utilizará el producto y al resto de los organismos que lo habitan”.

 “Los otros puntos”, asegura el Adler antes de enumerar: “Adquirir ‘Bti’ de la mejor calidad posible; instituir un monitoreo exhaustivo de las poblaciones de la mosquita; educar y entrenar a las personas encargadas de fumigar; y mantener buena comunicación con las comunidades que habitan las zonas donde se va a trabajar”.

 

 

El profesional enfatiza la importancia de que haya “continuidad en el tiempo”, ya que abandonar el programa repercute en una segura reaparición de la plaga. “Y la evaluación del producto es fundamental, porque no todas las partidas son buenas, y si lo aplicás pero después no controlás si funcionó, no sirve”, agrega García.

Aunque por el momento no se conoce que S. chaquese transmita enfermedades, algunas especies presentes en otras partes del mundo sí lo hacen, y muy graves. Como es el caso de la oncocercosis, una infección del nervio óptico que la provoca un parásito de nombre Onchocerca volvulus, se contagia por la picadura de la mosca negra, que predomina en África subsahariana. Actualmente, más de treinta países de ese continente sufren los estragos de este agente que ya provocó ceguera total en cientos de pacientes.

Cabe recalcar que naciones latinoamericanas como México, Ecuador o Guatemala llegaron a conocer de cerca las consecuencias de esta afección, pero las tareas de eliminación sostenidas durante décadas lograron declararla erradicada en los últimos años.

 

 

 

En comparación con los repelentes comunes que se utilizan, en el caso del jején no hacen efecto. Las comunidades que lo padecen aseguran que ni siquiera las fórmulas más puras resisten luego de dos horas de aplicación.

La Coordinadora de Medio Ambiente de la municipalidad de Junín, Cecilia Lafaye, afirma que en este momento “se puede decir que la situación está controlada”, en gran parte por las precipitaciones. “Si bien hubo algunas lluvias, la realidad es que estamos en sequía y el río Salado está bajo. Lo que monitoreamos todas las semanas son los canales aledaños: el producto se aplica cada quince días y también tomamos muestras posteriores”, relata la funcionaria.

La situación en cada municipio es dispareja por varias cuestiones, entre ellas la económica, ya que muchas comunas no tienen los fondos suficientes para comprar el producto sistemáticamente. “Si el problema se abordara a nivel provincial, las posibilidades serían mayores”, considera García al tiempo que concluye: “Nosotros como científicos queremos aportar para resolverlo, porque si no atendemos los problemas del pueblo, sinceramente no sé para qué estamos”.

 

 

¿TE GUSTÓ LA NOTA?
TAGS
COMENTARIOS