Se va vislumbrando una nueva configuración en toda América, desde EE UU donde está contestado y condicionado su poder internacional y jaqueado por la crisis interna, además por la proliferación de gobiernos que no se les pueden llamar populista ni progresistas, sino coaliciones de gobiernos populares que es lo que está sucediendo si tenemos en cuenta las primeras experiencias del siglo XXI con Chavez, Kirchner, Lula, Evo, Correa, etc.
Hemos visto la reacción de la derecha utilizando la vieja herramienta militar para los golpes de Estado, caso el derrocamiento de Evo en Bolivia, y la nueva y novedosa contraofensiva del poder judicial actuando en consonancia en toda la región para hostilizar, encarcelar opositores y sustituir gobiernos populares, como hemos percibido en Paraguay con Fernando Lugo, Dilma en Brasil y la persecución de Cristina Kirchner, Lula, Correa y Maduro.
Poco a poco nos damos cuenta que estas experiencias neoliberales tienen poco margen de maniobra porque son incapaces de darle respuestas a las clases menos privilegiadas, se dedican al saqueo rápido y despiadado y a cada práctica usurpadora de derechos vemos como la configuración de coaliciones populares le van dando respuesta a esa ignominia que se le ha dado por llamar neoliberalismo, pero que en realidad es un engodo perverso sin ningún tipo de ideología, ni siquiera la liberal, que usufructúa de la depredación en favor de los capitales concentrados.
Analizando las elecciones en Ecuador, hay que tener en cuenta el tema de los pueblos originarios. Hoy la lucha se amplió, porque no es solamente por el territorio, no es sólo por conservar sus costumbres, hoy la lucha también es por el medio ambiente, contra las empresas extractivas que utilizan el fracking, prohibido en Francia, Bulgaria y Nueva York, con gravísimos efectos colaterales, además que el 90% del agua utilizada no vuelve a la superficie. Hoy los pueblos luchan contra la deforestación, por la conservación de los humedales, que entre otras cosas posibilitan la medicina ancestral.
Los movimientos indígenas en el norte, principalmente Perú, Bolivia y Ecuador están encabezando luchas sindicales de trabajadores mineros y de obreros de todas las categorías. Cada día emergen más y se están organizando en proyectos de unidad, son movimientos políticos de envergadura, Pérez en Ecuador y Arce en Bolivia son una realidad.
Hay un nuevo sujeto social al sur de EEUU, desde México hasta la Patagonia que son los emergentes pueblos originarios que en algunas regiones tienen gran relevancia. Hay muchos políticos que lo ignoran, con raras excepciones como ocurrió con Rafael Correa que incorporó a la Constitución la figura del Estado Plurinacional. En Argentina se aprobó una ley que nunca la reglamentaron, pero sí está sancionada, que es la consulta previa libre informada que exige la consulta a las comunidades con Personería Jurídica cuando se quieren instalar empresas extractivas.
Desde Junín participé de una reunión por zoom donde se está conformando un movimiento político con vista a Jujuy, Salta y Catamarca, compuesto por collas, aimaras, descendientes de incas, mapuches y guaraníes, dentro de los cánones de la coalición gobernante que deberá tener proyección nacional.
Tal vez en Argentina este movimiento puede gravitar o no porque en la correlación de fuerza es minoritaria, pero la realidad es que a este nuevo sujeto social los gobiernos no le están dando importancia. Este movimiento indígena llamado Pueblos Originarios Indígenas Ancestrales avanza en consonancia con la nueva realidad de la Región.
