Junin Digital

imagen
  • TEMAS DEL DÍA:
| 15/12/2018

60 años después de su descubrimiento, el virus Junín sigue siendo noticia

Fueron detectados roedores portadores de la enfermedad en la zona de Río Cuarto en el sur de la provincia de Córdoba.  Se trata de la especie Calomys musculinus. Los resultados surgieron de análisis serológicos de muestras de sangre de estos roedores causantes de la fiebre hemorrágica argentina. Envían muestras de sangre a Pergamino.

Por Redacción

Fue un hallazgo. Desde hace muchos años, el sur de la provincia de Córdoba era considerada una región limpia, pero en la zona rural de Chucul investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto encontraron hasta un 8 por ciento de prevalencia de ratones con anticuerpos del virus Junín.

La presencia de anticuerpos para ese virus es preocupante porque, si bien en esta parte del país hay desde siempre abundante cantidad ratones de la especie Calomys musculinus, no se habían detectado antes individuos con evidencia de ser portadores efectivos del mal de los rastrojos.

Junin virus o virus Junín es una especie de Arenavirus causante de la fiebre hemorrágica argentina. Lleva su nombre debido a que en 1958 aparecieron numerosos casos en la zona de la localidad de O'Higgins. .Desde el 29 de febrero de 2008, no se accionaron más casos y quedó descartada la posibilidad del virus en la zona. Su vector es el ratón maicero (Calomys musculinus).

LA INVESTIGACION ACTUAL

Con relación a la provincia de Córdoba, en la zona de Río Cuarto, el diario El Puntal de dicha ciudad, indicó que es una investigación que, con distintas líneas de trabajo, vienen realizando desde hace muchos años docentes del Departamento de Ciencias Naturales, que ahora están centrados en las variables predictoras de abundancia de roedores reservorios de agentes zoonóticos.

Estudian cómo influyen las condiciones en las que viven, las características que tienen los lugares donde hay mayor abundancia de roedores y las variables ambientales que permiten predecir la presencia o la abundancia y recurren a la teledetección satelital de factores climáticos y ambientales. 

Están desarrollando modelos predictivos de la abundancia en relación con variables de historia de superficie de cultivos y calidad de borde para aplicar en poblaciones de roedores reservorios de agentes zoonóticos.

Determinan los valores de abundancia de roedores en diferentes bordes de cultivo, describen por medio de mediciones en terreno y censado remoto la cobertura de vegetación, establecen las relaciones entre variables de calidad de borde y de historia de superficies de cultivos con la presencia y abundancia de roedores y ven los valores de infección.

El equipo es dirigido por la doctora en Ciencias Biológicas María Cecilia Provensal, quien, sobre esta prevalencia detectada en la zona aledaña a Río Cuarto, dijo: “Para que se manifieste la enfermedad, los valores de abundancia tienen que superar un umbral. Cuando las poblaciones del roedor están en altos valores de abundancia es más probable la transmisión”.

Los ratones no se enferman, por eso no se habla de contagio. La investigadora explicó: “Este porcentaje de prevalencia no es bajo. La transmisión del virus es de tipo horizontal, de roedor a roedor, y eso se logra cuando están bastante contiguas las poblaciones”.

“El lugar de estudio era considerado no endémico, no estaba presente el virus, no había zonas rurales donde se hubiera detectado la presencia del virus en el ratón”, agregó. 

Y siguió: “La mayor abundancia de ratones permite que el virus circule más fácilmente y que haya ese contacto roedor-roedor, que garantiza que el virus se mantenga en la naturaleza”. 

En estudios de hace más de veinte años las determinaciones serológicas dieron negativo. Ahora se detectó el anticuerpo circulando en sangre. Esta última es la forma de confirmar si el virus realmente está presente. 

Estos animales están permanentemente royendo para desgastar los dientes, los incisivos que tienen crecimiento continuo. Y, si tienen el virus circulando en sangre, lo eliminan por la saliva, además de la materia fecal y la orina.

Esta especie de ratón también ha sido encontrada en la zona urbana de Río Cuarto, en terraplenes del ferrocarril, a orillas del río y en baldíos, cuando se realizaron muestreos en la ciudad hace varios años. Pero en aquella oportunidad los roedores dieron negativo al análisis de anticuerpos para el virus Junín.

MUESTRAS DE SANGRE A PERGAMINO

La doctora Provensal es corresponsable de las asignaturas Teorías de Evolución, Manejo de Poblaciones Animales y Ecología y Conservación, en el Departamento de Ciencias Naturales de la Facultad de Ciencias Exactas, y lleva adelante estos estudios junto con otros seis investigadores y becarios.

Puntualizó: “Hacemos los estudios ecológicos. Nos encargamos del muestreo de las poblaciones de roedores, la determinación de los valores de abundancia, el registro de las variables ambientales y los modelos y relaciones que se puedan establecer entre la abundancia y esas variables, para ver si son buenas predictoras de la presencia de los ratones y los lugares donde están, y cuáles son los sitios óptimos para su establecimiento y su reproducción. Y profesionales del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas, que está en Pergamino, son quienes hacen la parte de detección viral y los análisis serológicos”. Allí hay laboratorios de nivel tres y cuatro de seguridad para estos trabajos de alto riesgo. 

LOS MARCAN, LOS LIBERAN Y LUEGO LOS VUELVEN A CAPTURAR

En una laboriosa tarea, de muchas horas en el campo, los investigadores capturan los ratones, les marcan una oreja, los devuelven al medio y los vuelven a capturar en una nueva visita.

Trabajan generalmente con mucho calor, al rayo del sol, con todos los elementos de bioseguridad, que incluyen botas, guantes, camisas largas y sombreros.

Ni las lluvias ni el frío son impedimentos para el trabajo, porque los muestreos no se pueden interrumpir.

Llevan a cabo el estudio en un área de 50 kilómetros cuadrados. Cuando hay alta abundancia llegan a capturar más de cien individuos por día, con la colocación de 450 trampas. Los picos poblacionales se dan en otoño.

Hacen muestreos en tres campañas: diciembre, febrero-marzo, abril-mayo, para lo cual conforman un equipo de cuatro personas que viajan todos los días a la zona.

Como el ratón se mueve de noche, colocan las trampas de día y vuelven para revisarlas a la mañana siguiente.

Por estación, trabajan a campo entre 15 y 20 días. Esto es así en el inicio de la primavera, en el verano y en el otoño, épocas que tienen que ver con el período del cultivo y con el ciclo anual de la población de roedores, que comienzan a reproducirse en la primavera y van aumentando hasta llegar a la máxima abundancia en el otoño.

Calomys musculinus es un roedor que en el campo no vive más de seis meses. Hay variantes que están relacionadas con la época del nacimiento. Los que nacen en el final del período reproductivo, cuando termina el verano y empieza el otoño, pueden sobrevivir mejor a las bajas temperaturas y son los que, finalmente, pasan el invierno y pueden llegar a la primavera siguiente. Pero ninguno supera el medio año de vida.

Mucho más longevos son los individuos sacados de su medio y llevados al laboratorio, donde logran perdurar hasta tres años.

ALTA REPRODUCCION: CADA HEMBRA TIENE UN PROMEDIO DE 30 CRIAS

Como todos los roedores, Calomys musculinus tiene una alta tasa de natalidad. Su reproducción es permanente. La hembra queda preñada ni bien da a luz porque aprovecha el celo posparto.

El promedio de crías por hembra es de 7,5 y cada una puede tener en su vida hasta cuatro camadas. Son de entre diez y seis hijos. 

RECURREN AL ANALISIS DE IMAGENES SATELITALES

Estos investigadores utilizan imágenes satelitales provistas por la Conae para observar variables a campo que por la escala con la que se trabaja sería imposible relevarlas manualmente. Están centrados en los valores de índice de verde. Para ello, interpretan las imágenes de los lugares que han georreferenciado, donde se capturan los ratones. 

Así, establecen relaciones entre lo que se lee desde el satélite y lo que hay en ese lugar con respecto a la abundancia de roedores.

Y, con imágenes satelitales y los relevamientos del roedor de tiempo pasado, procuran reconstruir la historia del lugar. Esto cobra importancia, puesto que hubo modificaciones grandes desde los 90, a raíz de los cambios en los cultivos, especialmente el reemplazo del maíz por la soja.

Para sus estudios recurren a la teledetección satelital de factores climáticos y ecológicos. Sobre todo, ambientales, la temperatura en superficie de tierra y el índice de biomasa o cobertura vegetal.

COMPETENCIA DE ROEDORES EN LOS BORDES DE LOS SEMBRADIOS

El maíz y el maní están muy asociados con estos roedores, aunque habitan sobre todo en los bordes de los sembradíos y rastrojos. Del ancho del borde depende que esté en mayor o menor número Calomys musculinus. Esto es así porque entre las especies hay competencias. Cuando está establecido el ratón de la especie Akodon azarae, los Calomys musculinus están en menor cantidad.

El borde es la superficie comprendida entre el alambrado y el camino, por fuera del cultivo. Y el roedor que transmite el virus Junín presenta mayor abundancia cuando ese espacio tiene un ancho de entre 1,5 y hasta tres metros; si supera tales dimensiones, comienza el predominio de su competidor Akodon azarae.

Dejando fijo el ancho del borde, se hizo una comparación entre cultivos de soja y de maíz y los valores de abundancia de Calomys musculinus fueron significativamente diferentes. Es mayor la cantidad en el maíz. Ahora, los universitarios analizarán la historia de rotación de cultivos en cada lote, como así también la del borde en cuanto a la vegetación y ver qué pasó con los ratones, cuánto los afectó el cambio.

UN LARGO CAMINO

Uno de los muchos trabajos realizados por este equipo de Ciencias Naturales fue con el ratón colilargo, que transmite hantavirus, llevado a cabo en la localidad de Cholila, al noroeste de Chubut. Hicieron muestreos y determinaron las especies de roedores que había. Sobre esta especie llamada Oligoryzomys longicaudatus, que produce el hantavirus, en la UNRC se hicieron tres tesis doctorales.

Otras dos tesis doctorales se llevaron a cabo en torno de otro importante trabajo de campo, que se realizó en las zonas urbanas de la ciudad de Río Cuarto. Estudiaron la laucha doméstica y encontraron individuos con anticuerpos para el virus de la Coriomeningitis Linfocitaria, capaz de producir en la mujer embarazada abortos espontáneos y malformaciones en fetos. La prevalencia fue de un 15 por ciento.

Cecilia Provensal comentó: “Hace muchos años que venimos trabajando con roedores, tanto en ambientes naturales, silvestres, agroecosistemas, específicamente, y también con roedores urbanos”.

La docente subrayó el interés de su grupo por definir las variables que son importantes para el incremento de los roedores, marco en el que consideran determinante la cobertura vegetal. 

Detalló: “Se trabaja con los bordes de campos de cultivos, donde están las malezas, las floras nativas o prístinas. Ahí es donde los roedores están establecidos, porque les confieren protección y refugio, tanto para defenderse de los depredadores como para nidificar y reproducirse”. Y acotó: “Algunas de esas plantas también son parte de su dieta. En ese caso, encuentran un doble beneficio, el refugio y el alimento”.

Seguidamente, señaló: “También hay algunos roedores que ingresan a los cultivos en determinados momentos, cuando tienen un crecimiento un poco mayor. De hecho, el Calomys musculinus, ratón que trasmite el virus Junín, come el grano de maíz, se traslada entre el cultivo y el borde. Y cuando termina la cosecha, el rastrojo es utilizado para nidificar y refugiarse”.

UNA MEDIA DOCENA DE ESPECIAS EN LA REGION DEL SUR CORDOBES

Sobre la realidad analizada en la zona de la ciudad de Río Cuarto en el sur de la provincia de Córdoba,, Provensal dijo: “Hay varias especies de roedores que están en estos agroecosistemas, algunas con mayor abundancia que otras, y eso tiene que ver con lo que les ofrecen esos hábitats”.

Aquí hay seis especies, mientras que en ambientes menos antropizados o perturbados el número llega a la decena.

Calomys musculinus, ratón que trasmite el virus Junín, es uno de los más abundantes.  Akodon azarae está en los bordes de cultivos y en pastizales y otros tipos de ambientes, transmite un genotipo viral de hantavirus que no es patógeno para el hombre. Calomys venustus transmite el virus Latino like, similar al que produce fiebre hemorrágica en Bolivia, pero este no es patógeno para el hombre.

“Aquí el roedor que nos preocupa es Calomys musculinus. Pero además está, con menos abundancia en estos lugares, el Oligoryzomy flavescens, que también es de bordes de cultivos, pero que se encuentra más en ambientes naturales, menos intervenidos por el hombre”, precisó la investigadora.

Sobre esta última especie, apuntó: “Los valores de abundancias son irruptivos. Hay momentos que están en alta abundancia y otros en baja. Y no es un roedor fácilmente detectable. En estos agroecosistemas los capturamos en bajo número. Hay más abundancia en la región centro de Buenos Aires y Santa Fe. Y es patógeno para el hombre, puesto que es transmisor de uno de los genotipos virales de hantavirus”.

En los estudios de virología para Oligoryzomy flavescens no se ha detectado presencia de hantavirus -una infección pulmonar grave, algunas veces mortal-. “Lo cual no necesariamente significa que no esté”, aclaró Provensal, aunque las probabilidades serían escasas, por los bajos números poblacionales.

Finalmente, la doctora Provensal remarcó: “Para el caso de la fiebre hemorrágica argentina existe la vacuna. Y esto es importante para todas aquellas personas que trabajan o están en relación con actividades de campo. De allí la relevancia también de que nuestros estudiantes de Biología, Agronomía y Veterinaria se vacunen”.

¿TE GUSTÓ LA NOTA?
TAGS
COMENTARIOS

1958: Médicos juninenses se destacan en la   lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina


La enfermedad fue detectada por primera vez en este año en algunas zonas de nuestra región.  El alerta surgió en el área de O´Higgins. Héctor A. Ruggiero, Alberto Cintora, Fernando Pérez Izquierdo, Clemente Magnoni y Héctor A. Milani, nombres que ilustran una página de oro en la historia juninense y en la medicina mundial. 


En Junín y zonas adyacentes fueron observados y estudiados casos de la Fiebre Hemorrágica Argentina antes de 1953. Se recopilaron datos clínicos y en especial de laboratorio, imputándosele a una virosis, distinta a la gripal, la etiología de esta enfermedad de aspecto tifoso o encefalítico de evolución benigna. Mayo de 1958 es el mojón indicador que motivó a científicos de nuestro país por el brote epidémico grave de este tipo de enfermos aparecidos en el área de O´Higgins.

Por las observaciones obtenidas y los tratamientos efectuados hasta entonces en Junín, se canalizaron hacia aquí los enfermos, internándoselos en el Hospital Regional, que se transformaría en un Centro de Investigaciones. Bajo la dirección del profesor Héctor A. Ruggiero, se convocó al titular de la cátedra de Enfermedades Infecciosas, profesor Humberto Rugiero, además de otros dos expertos: Daniel Greenway y Armando Parodi. Todos ellos, junto a profesionales de Junín y O´Higgins, realizaron el 8 de junio de 1958, en el Círculo Médico, la primera reunión en el país para el estudio e investigación de esta nueva enfermedad.

El Círculo Médico de Junín fundó, en 1958, el Centro de Investigaciones y Tratamiento de la FHA, bajo la dirección de Héctor A. Ruggiero, e integrada por los doctores Alberto Cintora, Fernando Pérez Izquierdo, Clemente Magnoni y Héctor A. Milani. El grupo trabajó junto a la Comisión de la Facultad de Medicina de Buenos Aires, en forma permanente.

El gran nivel académico quedó cuando el Dr. Héctor Milani descubrió en el sedimento de la orina un tipo de células (luego se llamarían “Células Redondas de Milani”), que con el estudio hematológico, en especial el recuento de leucocitos y plaquetas, estas últimas con método propio del autor, son pilares para el diagnóstico.

El 19 de diciembre de 1958, en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, Alberto F. Cintora, presentó un trabajo sobre la FHA, junto con Humberto Rugiero, Héctor A. Ruggiero, Daniel Greenway, Armando Parodi, Clemente Magnoni, Héctor Milani y Rosario Locicero, donde se fijaron conceptos sobre etiología, clínica, fisiopatología, anatomía patológica, laboratorio y tratamiento, incorporándose a la medicina un nuevo capítulo en la especialidad de Enfermedades Infecciosas.

Un día después, el Dr. Julio Barrera Oro se autoinocula el Virus Junín, y la Comisión Nacional del Ministerio estudia en él la reproducción de esta enfermedad en el humano. Por ese entonces, moría el 25 por ciento de los afectados a este flagelo.

También en 1958, el Centro de Investigaciones y Tratamiento de la FHA de Junín descubre el tratamiento con plasma de convaleciente y comienza el estudio de su efectividad y la practicidad de su aplicación.

En 1969 se vacuna en Junín a 71 voluntarios, demostrando la formación de anticuerpos y su inocuidad. La experiencia se amplía posteriormente con otros 200 voluntarios, incluyendo núcleos de campo hasta llegar a 636, con el mismo resultado.

Toda la vacunación fue ejecutada y evaluada por Héctor A. Ruggiero, Lucía B. de Guerrero, Francisco Maglio, Carlos González Cambaceres, Guido Squassi, Clemente Magnoni, Alberto Cintora, Héctor Milani y Fernando Pérez Izquierdo.