¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Sarmiento y su fútbol: dos ideas sin un hilo conductor

El divorcio ideológico (futbolísticamente hablando) entre Reserva y Primera tiene hoy como consecuencias el inestable andar del equipo en la Primera B Nacional.

Viernes, 29 de diciembre de 2017 a las 00:05

Con los últimos días del año por transcurrir pero con el plantel profesional de Sarmiento de Junín de vacaciones, nos encausamos en hacer un repaso de este 2017 en cuanto a algunos aspectos futbolísticos. Fueron 12 meses de muchos cambios, en donde se terminó el sueño de jugar en Primera División y en el que la noticia más trascendente desde el juego fue el rendimiento de la División Reserva, en la primera categoría y en la segunda, que acercó a mucha gente a la cancha a partir de su seductora manera de protagonizar los partidos. Como contrapartida, el juego del primer equipo estuvo lejos de convencer o de identificarse por sus formas.

El tránsito de Sarmiento por la Primera División y el tiempo que lleva en la segunda categoría estuvo signado por los cambios de entrenadores. Asimismo el argumento para excusar la falta de un buen equipo fue el escaso presupuesto en relación a los demás (en Primera); sin embargo, la actualidad en la Primera B Nacional es la contraria. El Verde tiene uno de los mayores presupuestos de la categoría y a pesar de eso no consigue los rendimientos ni los resultados esperados. No logra tener una identidad de juego y regala el protagonismo en los partidos de visitante bajo el pretexto de enfrentarse a rivales con un juego superior en cuanto a la posesión de la pelota y la posición en el campo. En tanto que de local, en ocasiones, intentó llevar al rival contra su arco pero los continuos cambios lo apartaron del objetivo. Lejos de caerle al entrenador Iván Delfino, el análisis es mucho más profundo y tiene que ver con la elección. Algo que recae, creemos, en los dirigentes. Sin ir más lejos basta con nombrar el ejemplo de Almagro, que con un presupuesto de $1.500.000 armó un equipo sin nombres rutilantes pero bajo una idea comprometida con el juego que hoy lo tiene en lo más alto de la tabla de posiciones.

Repasemos las elecciones de Sarmiento. En el inicio de la temporada 2016/2017 (para tomar la última de que concluyó este año) contrató a Gabriel Schürrer, al mismo tiempo llegó Patricio Hernández para ocupar el lugar de director técnico de Reserva. Dos entrenadores que lejos están de tener puntos en común. En realidad sí. Quien tomó la decisión de contratarlos fue Fernando Chiofalo, casi unilateralmente. Casualmente la mesa chica había decidido que el técnico sea Iván Delfino, pero de repente el que llegó fue Schürrer. La estadía del exentrenador de Lanús duró ocho fechas, pero ninguno de los tres que siguieron (Jorge Burruchaga, Fernando Quiroz e Iván Delfino) tuvo la línea futbolística de Patricio Hernández y viceversa. Dos “proyectos” distintos en categorías sucesivas que tienen como consecuencia el inestable andar del equipo de la Primera B Nacional.

Al margen de Maximiliano Méndez y Joaquín Viviani, quienes habían tenido participación activa en la A, en lo que va de la temporada se sumaron Pablo Fernández, Ignacio Mosescu, Federico Pieretto, Luciano Pierce (volvió a Reserva), Facundo Castet, Ariel Kippes, Sergio Quiroga, Eric Palleros y Santiago Rosa del equipo de Reserva, algunos de ellos ya habían sumado minutos en Primera pensando en la posibilidad que iban a tener este semestre de integrar el primer equipo. Sin embargo, hoy vemos como, con 12 fechas disputadas del presente torneo, el único que jugó un partido como titular fue Kippes y de lateral derecho (su posición es la de central). Evidentemente la elección de los entrenadores no está relacionada a los futbolistas que son el patrimonio del club y en consecuencia la idea de ser un club vendedor o de nutrir a la Primera de jugadores propios se debilita porque el contexto en el que se desarrollan no les es favorable.

Hoy, cuando mucha gente se pregunta por qué los jugadores que subieron de Reserva no tienen lugar en el plantel profesional, la respuesta es simple: la idea de juego del entrenador de Primera no es la misma que la del técnico de Reserva. Pasando en limpio: jugadores que conformarían un mediocampo preparado para tener posesiones largas que intenten generar situaciones de gol a través de la elaboración de juego pierden terreno ante otros que están más preparados para ubicarse mejor tácticamente sin la pelota, tener mayor despliegue y realizar transiciones rápidas hacia el arco contrario. Diferentes.

Por eso, la equivocación no está en el presente sino en el pasado, en la elección, en la planificación, en el proyecto futbolístico que debe tener toda institución y que por momentos se aprecia confuso cuando no caprichoso.