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| 10/04/2021

"Una mochila muy pesada": Un libro que presenta de la A a la Z historias que llevan los niños a las escuelas

La escritora y docente Natalia Mignacco presentó en la Casa del Pueblo, su libro editado por Rama Negra y que tiene la intención de "ayudar a los chicos a que sean visibles, que no sean invisibles en las escuelas", destacó la autora resaltando que "debemos estar para ellos, no solamente para dar contenidos".

Por Redacción

En la Casa del Pueblo "Biblioteca Juan B. Justo" de Junín se realizó la presentación del libro "Una mochila muy pesada" de la autora Natalia Mignacco editado por Rama Negra. "La presentación en la Casa del Pueblo fue una elección mía porque quería agradecerle a Luis Oldrini -contó la escritora- todo el apoyo incondicional que me dio siempre" destacó Natalia quien al referirse sobre el contenido de su libro contó que se trata de diferentes relatos que transcurren dentro de las aulas, en los recreos, en las escuelas. "Historias que traen los niños a las escuelas que no solamente van en busca de contenido, sino que van en busca de contención y si la gente presta atención a estas cosas puede lograr mucho en los chicos, presentándole una salida a situaciones que mucha veces pueden parecer pueden no tener, pero escuchándolos, observándolos, podemos aliviar su dolor", destacó la docente.

"Una mochila muy pesada" -el primer libro de Natalia- está presentado como un diccionario que va de la A a la Z y cada letra representa un relato diferente.

El libro puede ser adquirido en la Librería Dorrego, en la editorial Rama Negra y por Mercado Libre

"Es mi primer libro. Yo nunca pensé en escribir un libro", reconoció Natalia quien tomó el desafío de llevar adelante el mismo como una especie de catarsis, por decirlo así, ya que contó que "salía muy triste de la escuela y era una forma de depositar todo ese dolor, porque son cosas muy personales. Escribiendo se hacía un poco de catarsis. Fue la idea de Luis apoyada de otras personas que me alentaron y con este libro quiero ayudar a los chicos a que sean visibles, que no sean invisibles en las escuelas".

La escritora es profesora de Matemática, trabaja actualmente en escuelas rurales. También ejerció la docencia en la provincia de Chubut. "Hace quince años que ejerzo esta hermosa profesión", destacó Natalia poseedora de una vocación docente tan fuerte que hace que "para mí es tan placentero ir a la escuela a dar clase que hace que sienta que no estoy trabajando"

LA VIRTUALIDAD Y LA PRESENCIALIDAD EN TIEMPOS DE PANDEMIA

El contexto particular de la pandemia y cuarentena que generó la virtualidad en la educación es también abordado en este libro. Su autora señala al respecto que "la falta de presencialidad me había golpeado y pensaba en los chicos que van a la escuela en busca de una contención y ahora no la tenían. Buscaban a la escuela como un refugio y ese año es refugio no estuvo y entonces mi cabeza explotaba de tanto pensar en ellos  que a su vez siempre hicieron muy ágil "mi mochila" porque ellos la sostenían y por eso nunca me pesó, pero este año, sin la presencialidad me empezó a pesar".

"Considero que la presencialidad es la base para un aprendizaje satisfactorio. El año pasado nos tomó de sorpresa la pandemia, nos tuvimos que adaptar rápidamente y hablo por mi al decir que tuve que aprender muchas cosas de la tecnología que no tenía ni idea porque lo mío era la tiza y la escuadra y con eso yo ya tenía. Tuve que cambiar toda mi metodología y a la vez queriendo ser bien clara, como si fuera presencial. Los chicos manejan la tecnología tan bien que ellos me enseñaban a mí", destacó Natalia.

Esa virtualidad en cierta manera también se había convertido en "una mochila" para Natalia. "Yo quería llegar a ellos y en un momento sentí que todo consistía en la entrega de trabajo, como cumplir y listo y tenía la sensación de que los chicos no aprendían, era solamente cumplir, a través de la videollamada que no me era suficiente. Ahora, volviendo a la presencialidad, me doy cuenta de que se necesita. Acato las normas pero la presencialidad se necesita para el aprendizaje pero primero está la salud, lógicamente", remarcó.

Además la autora destacó la participación tanto en el libro como en la presentación de su obra de Brenda Berstein y al respecto comentó: "Gracias a Brenda tengó un hermoso prologo escrito por ella. Fue quien me alentó jutno con Luis y me dio la seguridad necesaria. Me dijo que era un material muy bueno y enriquecedor para los futuros docentes que se están iniciando y que va más allá de solamente dar clases. Estuvo en la presentación de manera virtual".

A QUIEN ESTA DESTINADO

"Va destinado a un público general", destacó la escritora y docente: niños, adolescentes y adultos pero también apunta a los futuros docentes y a quienes se están iniciando en la carrera.

"Cuando yo recién me inicié no sabía que me iba a encontrar con niños que no comían o que sufrían violencia. Nunca pensé esa parte. Cuando se te acerca un niño y te dice que le duele la panza porque no comió, uno se pregunta cómo se sigue dando clase cuando lo dijo despacito para que sus compañeros no lo escuchen. Y así muchas situaciones. Apunta a decirles que se puede, que nosotros como docentes, podemos sanar a ese niño. Buscaremos la manera. Un nene que no come no puede aprender, un nene que viene triste no puede aprender. A mí no me sirve que sepa la radicación si ese nene está triste. Yo quiero que ese nene sea feliz y si aprende matemática siendo feliz, yo me voy de la escuela con todo el orgullo porque logré lo que quería", resaltó.

"Quiero que realmente este libro sirva y hasta ahora me está demostrando que realmente sirve", destacó.

Esta obra ayuda a ver y a entender situaciones y reflejo de problemáticas y realidades sociales que se llevan al mundo escolar. "Yo cuento las historias que transcurren en las escuelas y cómo actúa el docente para solucionar el problema y a veces no se encontraron. Es para reflexionar y reguntar si actuó bien el docente en el relato, cómo se actuaría. Se puede trabajar mucho desde esa perspectiva. El libro no tiene la verdad absoluta sino muestra diferentes acciones que tuvo el docente ante diferentes circunstancias", explicó la autora.

AGRADECIMIENTOS Y RECONOCIMIENTOS

Estoy muy agradecida a todos los que me ayudaron de una u otra manera", destacó Natalia quien expresó el reconocimiento a la editorial Rama Negra que "sin su apoyo y seguimiento no lo podría haber realizado. A Luis Oldrini, mi familia y amigos que siempre me apoyaron y a todas esas personas que me hicieron llegar comentarios hermosos luego de haber leído el libro. Es muy gratificante para mí porque apunta a que entiendan a esas personas o a otras que pudieran llegar a atravesar situaciones similares y los puedan ayudar, no siguiendo el relato, sino siendo buenas personas y demostrándole a los demás que acá estamos, como docentes y que vengan, que vengan esos niños a preguntarnos, a contarnos, porque debemos estar para ellos, no solamente para dar contenidos", resaltó.

 

 

 

 

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 «Darío con D de descuido», de Una mochila muy pesada

 

Fragmento de “Una mochila muy pesada”, de Natalia Mignacco (Rama Negra, 2020):

 

 

Me sentí responsable al verlo en aquella esquina…

En un segundo año en el que los alumnos se destacaban por su diversidad, tanto en sus conocimientos como en sus estilos de vida, se encontraba Darío.

Se presentaba como un alumno extrovertido, en ocasiones insolente, hasta irrespetuoso en algunas oportunidades. Pero todas esas cualidades no producían un alejamiento de mí hacia él, sino todo lo contrario.

Darío siempre quería tener la razón en cada discusión, en cada debate, en lo que se presentara, él debía tener la última palabra. Así fue como un día le comentó a la señora directora que ellos tenían el derecho de poder salir del salón cuando dispongan, porque les correspondía. Con su postura firme, planteaba que los docentes entraban y salían cuando ellos querían, ¿por qué los alumnos no? La directora le explicó que principalmente era por una cuestión de cuidado y, haciendo oídos sordos a sus palabras, pasó delante de ella y se fue del salón sin ningún permiso.

Junto a un grupo de amigos con características semejantes a él, en algunas clases se hacía imposible explicar, porque en sus charlas intercambiaban insultos de todo tipo, cuestiones personales que pasaron fuera del establecimiento y lo exponían en la clase, frente a todos, para ridiculizar a algún compañero. Esa minoría de alumnos hacía que el salón se descontrolara.

Fui de a poco ganándome la confianza de Darío. Trataba de, en cada oportunidad, hacerle pensar que él podía mejorar, que podía cambiar ciertas conductas y no ser tan agresivo con cada docente y con sus propios compañeros.

En una oportunidad, lo encontré en el pasillo en horario de clases y le pregunté por qué no estaba en el aula. Me respondió que no iba a entrar a escuchar a “esa vieja”. Los alumnos consideran viejas a personas que quizás tienen algo más de veinte años, pero en este caso usaba “vieja” como insulto.

Me quedé con él esperando que llegara mi horario de entrada al salón y le dije que tenía que escuchar a la profe, porque de esa manera iba a ir aprendiendo. Él me respondió que estaba enojado porque su padre lo había abandonado y se sentía rechazado ante esa falta de amor.

Me sorprendí por lo que me contó, pero traté de que mis gestos no obstaculizaran el diálogo que estábamos logrando llevar a cabo. Entonces le dije:

—Pero tu mamá siempre estuvo a tu lado y te crió con valores y mucho cariño.

En un tono enojado y mirándome fijo me respondió:

—No, profe, mi mamá la pasó mal y yo la vi sufrir, él nos jodió la vida —sus ojos brillosos me miraban y lo abracé.

Darío ese día soltó toda esa acumulación de sensaciones que yo atesoré. Entonces entendí sus acciones y traté de justificarlas.

La escuela intervino ante esta situación, ya que su conducta no cambiaba y, aún peor, había comenzado a ausentarse del establecimiento. Su mamá nos demostraba que no podía controlarlo y que no sabía qué hacer en algunas ocasiones. Ella sentía que lo estaba perdiendo y, verdaderamente, yo sentía lo mismo.

Ese año quedó libre y repitió, ya que no se presentó a rendir ninguna de las materias. La escuela le brindaba facilidades para que no perdiera el ciclo escolar, pero él se había abandonado.

El tiempo fue pasando y perdí rastro de Darío. Les preguntaba a sus más cercanos y todos me decían lo mismo: “Darío está perdido”. Me dolía el pecho cuando me lo decían, pero me daba miedo preguntar por qué, quizás porque en el fondo sabía la respuesta.

Una tarde se celebraba en la plaza cerca de la escuela una fiesta a la que asistían todos los habitantes de la localidad. Era la fiesta más importante del año y nadie podía perdérsela.

Caminando por la plaza, observando los puestos de ventas, vi a lo lejos un chico tambalearse al punto de caerse y fui a ayudarlo a levantar. Lo miré y mis ojos no podían creerlo, era Darío.

Con su vaso de alcohol en la mano me dijo: “Profe, que vergüenza que me vea así”. Yo sólo lo mire y lo abracé. Le dije que siempre iba a ayudarlo, pero tenía que volver a la escuela, siempre iba a estar esperándolo.

Empecé a comunicarme por teléfono con sus amigos más cercanos para poder ayudarlo y sacarlo de ese estado. Pero todos me decían que ya no sabían qué hacer porque las drogas y el alcohol habían acaparado todo su tiempo.

Esperé al día siguiente para comunicarme con él por mensaje de texto y le dije: “Me impactó verte así, haría lo que fuera para que termines el secundario y puedas salir de ese infierno en donde estás metido”.

Él me respondió: “Profe, perdón, pero no voy a volver, porque no quiero defraudarla”.

No supe qué responder inmediatamente, pero le dije que no me pidiera perdón, que yo lo iba a estar esperando siempre.

Y así es, no hay inicio de clases en el que no lo espere. Hoy Darío ya tiene 20 años y cada vez que me retiro de la escuela freno en esa maldita esquina en donde él encuentra lo que, quizás, muchos no le supimos dar. Me siento culpable por eso, y le digo: “Siempre te espero”. Él me responde siempre de la misma manera, saludándome con su mano, riendo y asintiendo con la cabeza. Pero aún lo sigo esperando.

( Extraido del sitio web: http://188rutaeditorial.com.ar/ )