El seis de mayo de 2018 Sarmiento de Junín comenzó a disputar el reducido para ascender a la Superliga. El primer escollo de la campaña que terminaría en Tucumán fue Instituto como local, a partido único, y el empate favorecía al Verde. Se jugaban 45 minutos del segundo tiempo y con el partido cero a cero, Mateo Klimowicz desbordó, envió el centro al corazón del área chica donde Malcom Braida intentó definir con todo el arco a su disposición pero la pelota salió hacia arriba y dio en el travesaño. El público del Verde estalló como gritando un gol y finalmente festejó la clasificación. Seguramente el chico no pudo dormir por varios días intentando explicarse lo inexplicable. Cosas que suceden en el fútbol y que a veces se dan a favor y otras en contra.
Casi un año más tarde, el 28 de abril de 2019, el que lo vivió en carne propia fue Sebastián Penco. Luego de un primer tiempo en el que no se halló, Sarmiento era mucho más que Arsenal en el segundo y a diez minutos del final la pelota quedó nuevamente en el área chica, aunque en el aire, pero el remate del delantero, de zurda, se fue por arriba del travesaño. Los hinchas del Arse miraban al cielo y agradecían lo incontable. Se podrán analizar muchas cosas del partido, como el primer tiempo donde El Verde se vio superado, el segundo donde fue el dominador absoluto; pero siempre estará el factor mental que en momentos sensibles lo controla todo. Jugadores que fallan pases a cinco metros, el miedo a arriesgar y otras yerbas.
Hoy todo el mundo se pregunta qué pasó en esa jugada puntual, hasta algunos osan, inexplicablemente, preguntar si no lo erró a propósito. Lo cierto es que como dijo Pablo Aimar, a veces, "el fútbol está sobreanalizado".