Decir "Horacio Taqueta Barrionuevo" en Junín, en general, y en Sarmiento, en particular, es decir "fútbol". El maestro de muchos (hoy padres y/o abuelos) cumplió 80 años este miércoles seis de junio y como no podía ser de otra manera el agasajo, en el Restaurante Entretiempo, estuvo repleto de gente relacionada con la pelota. Desde sus compañeros en la época de jugador hasta sus dirigidos en su paso como entrenador.
Las estadísticas dicen que como delantero jugó 197 partidos con la camiseta del Verde y que anotó 88 goles. También los números cuentan que logró infinidad de títulos dirigiendo las inferiores y la Primera amateur; sin embargo lo más trascendente en este diminuto hombre de pelo blanco es el legado que deja. Una manera de entender el juego y la vida que muchos de los que estuvieron en la cena transmiten en este tiempo de la historia en la que eligieron ser entrenadores. Hablar con cualquiera de ellos, los que son técnicos y los que no, es escuchar un relato emocionado y devoto sobre cómo aprendieron de la mano de un maestro; mientras que sus compañeros no dejan de resaltarlo como uno de los más extraordinarios jugadores que hayan visto en una cancha de fútbol.
Hablar del Barrionuevo es hablar de equipos que tenían un sello distintivo que los diferenciaba del resto y eran un compendio de virtudes en diferentes sentidos. La idea de juego, siempre unida al respeto por la pelota, estaba relacionada no solo a la enseñanza en edades donde aprender es lo vital; sino también al resultado y al semillero en el que convirtió a las inferiores de Sarmiento. Así, jugadores como Daniel Cangelosi, Mauricio Ferradas, Gustavo Olavarriaga, Gustavo Merlo, Guillermo Beraza y tantos otros nutrieron al plantel profesional y además muchos de ellos pudieron hacer una carrera futbolística más allá de Junín. Y los que no llegaron pero pasamos, aunque sea un tiempo bajo sus enseñanzas, estaremos eternamente agradecidos e involucrados con la divulgación de sus pensamientos sobre este hermoso juego.