No hay objeto que grite más “argentino” que el termo. Y si hablamos de termos, Lumilagro es una marca que para muchos bonaerenses es casi sinónimo de mate. Desde su planta en Tortuguitas, partido de Malvinas Argentinas, Lumilagro fabricó durante décadas el clásico termo con ampolla de vidrio, compañero infaltable en casas, oficinas y rutas de toda la provincia y el país.
Sin embargo, este ícono de la industria bonaerense vive hoy su momento más crítico. La empresa anunció que empezará a importar termos desde China para poder sostener su negocio frente a la avalancha de productos externos que llegaron en los últimos meses, muchos incluso ingresados al país de manera ilegal.
EL TERMO SIN PROTECCIÓN
La decisión está atada a varios cambios que afectaron a la industria. El Gobierno Nacional eliminó los aranceles antidumping que desde 2001 y 2004 protegían a los fabricantes locales de termos de vidrio y acero inoxidable, respectivamente.
Según datos oficiales, entre 2021 y 2024, la producción de termos en Argentina cayó 26,5%, las ventas internas bajaron 32 % y el empleo se redujo en 31%. Además, la capacidad instalada en las fábricas pasó de usarse a la mitad a quedar en apenas 21%.
En ese escenario, Lumilagro optó por un modelo mixto: el 60 % de los termos que ofrecerá en el mercado serán importados desde China, pero diseñados y controlados por la propia empresa, mientras que el 40 % restante seguirá fabricándose en Tortuguitas. Allí se mantendrán los modelos clásicos, como los termos de ampolla de vidrio, aunque con menor volumen.
RECORTE LABORAL Y CONTRABANDO
El impacto en materia de empleo es fuerte. La fábrica, que llegó a tener unos 200 trabajadores, pasará a tener 70. Gran parte de la reducción se está dando mediante retiros voluntarios. “Esto es re-adaptarse o morir”, explicó el gerente comercial de Lumilagro, Carlos Bender, al argumentar los cambios que buscan mantener precios competitivos sin abandonar “del todo” la producción local.
Uno de los problemas más serios que la empresa denuncia es el contrabando. Desde Lumilagro señalan que Bolivia, un país sin una cultura fuerte de consumo de mate, importó en 2023 casi 4 millones de termos chinos, lo que refuerza la sospecha de que muchos de esos productos terminan ingresando a la Argentina de forma ilegal. “Todo lo que es contrabando es dañino para la actividad industrial y comercial”, advirtió Bender.
Mientras tanto, el mate sigue, en cada hogar bonaerense, requiriendo de un termo. Es un elemento vital: sin termo no hay ronda, no hay charla, no hay pausa. Y aunque la llegada de termos importados pueda abaratar precios para el consumidor, lo cierto es que parte de la historia industrial bonaerense entra en una nueva etapa.
Hoy, Lumilagro apuesta a sobrevivir combinando lo importado con lo hecho en suelo de la provincia. Y, al menos por ahora, el clásico termo de vidrio, símbolo de tantas costumbres argentinas, sigue saliendo de las máquinas del partido de Malvinas Argentinas, aunque con menos trabajadores y bajo la amenaza constante de la competencia china.
Fuente infocielo