En tiempos donde se podía utilizar el vestuario era uno de los primeros en llegar y el último en irse. Bien lo saben Osvaldo Cisneros (masajista) y Néstor Herrera (utilero). Manuel Vicentini vive a pocas cuadras del Club Sarmiento y una hora y media antes era el primero en decir buenos días o buenas tardes en la ventanita que separa el vestuario de la utilería. Hoy, en tiempos de pandemia, una de las prohibiciones es la de utilizar ese lugar que tanto extrañan los futbolistas cuando se retiran: el vestuario. "Si le preguntás a alguien que se retiró que es lo que más extraña no te va a decir un partido, porque se puede juntar con los amigos a jugar, es el vestuario", afirma el arquero y agrega entre risas: "tratamos de irnos lo más tarde posible para hacerle la vida imposible a los utileros".
La entrevista fue realizada en el programa radial Línea de Juego donde Vicentini habló de su presente, la posibilidad de ser vendido que finalmente no sucedió, qué es lo que más le va a costar recuperar luego de seis meses de inactividad, cómo trabaja un arquero la posibilidad de formarse en un club como Boca y luego tener que irse sin debutar en Primera División, esperar su lugar y tener la importancia que hoy tiene en Sarmiento, donde jugó todos los partidos de los últimos dos certámenes. Además, contó de dónde nace la pasión por el básquet y por Argentino, equipo que va a ver siempre que puede en El Fortín de Las Morochas.
