La fábrica de alimentos Georgalos, reconocida por clásicos como Mantecol y Palitos de la Selva, quedó en el centro de la escena por un fuerte recorte interno que impacta sobre 600 empleados de su planta bonaerense de Victoria. El delegado del establecimiento, Rubén Domínguez, explicó que: “Además de los despidos antisindicales por una huelga que llamó el sindicato en junio, ahora tenemos pautadas suspensiones para 600 compañeros en tandas de 80”.
En línea con ese planteo, el representante detalló que las licencias son aplicadas “por 15 días a cada trabajador, con un artículo por fuerza mayor. Que es el mismo que los empresarios pueden usar para despedir”. Según Domínguez, ese mecanismo quedó a disposición de la compañía en medio de un escenario donde la producción perdió ritmo y las ventas retrocedieron con fuerza.
El delegado señaló que “ya salieron 180 compañeros suspendidos con un acuerdo que no está homologado y que representa una quita salarial para los trabajadores”. En el día a día, esa reducción se traduce en que los operarios perciben entre el 75% y el 80% de su ingreso habitual mientras dura la rotación.
La empresa atribuyó el recorte a la baja en la demanda y al avance de productos brasileños que presionan a la industria local.
Domínguez apuntó también que “entendemos el contexto de la Argentina de Milei con la apertura de importaciones” y cuestionó al gremio de la Alimentación al afirmar que “el sindicato de Rodolfo Daer y Escalante está permitiendo las suspensiones. Hay irregularidades que está tolerando el sindicato en complicidad con la empresa”. Los empleados comenzaron a organizar movilizaciones para rechazar lo que consideran un golpe directo al salario.
Las suspensiones ocurren mientras se profundiza una ola de cierres y cesantías que se aceleró desde la llegada del actual Gobierno. En ese período, más de 19.164 firmas bajaron sus persianas en todo el país, una cifra que alimenta la tensión laboral en distintos sectores y suma presión sobre actividades que ya arrastraban caídas.
La paradoja es evidente: la empresa ajusta puertas adentro mientras intenta conquistar nuevos mercados para ganar competitividad frente a las mismas importaciones que hoy usa como argumento para suspender al personal.