Me produjo profunda indignación la sesión del Concejo Deliberante el día 4 de enero, porque dirigentes que en otros momentos tuvieron posiciones a favor del pueblo, hoy le han dado una cachetada a los vecinos, concretamente el concejal Andrés Rosa.
Me produjo profunda indignación porque al haber un empate en 10 votos dirimieron el pleito los mayores contribuyentes, quienes eran parientes directos de dos Concejalas, dilucidándose una trampa miserable, una falta de ética y de transparencia jamás vista en Junín, porque si bien es cierto que en política se ve de todo, esta gente ganó porque el pueblo les creyó que venían a cambiar la política, a dar calidad institucional, calidad democrática, venían a dejar las antiguas mañas y artimañas, para crear algo nuevo, sin visos de corrupción y de fraude.
Y aconteció todo lo contrario, la mediocridad de los ediles de Cambiemos impuso la falta de ética, ardides que rayaron la inmoralidad.
Muy bien los argumentos de la oposición, tanto el Frente Renovado como los representantes peronistas. También destaco la indignación de la gente que colmó el recinto, y se pronunció, desde sus propias vivencias, haciendo conocer el drama de los bajos salarios, la desocupación y la imposibilidad de poder pagar esas tasas abusivas.
El haber convalidado el aumento de los impuestos sacándole recursos al vecino que le había prometido la felicidad y el paraíso, profundiza aún más la tremenda desilusión de esa parte mayoritaria que votó en Petrecca, y que lo manifestó en el acto del aniversario de la ciudad abucheándolo como sinónimo de desaprobación.
Leo esta jornada como una derrota política del gobierno local, no solo por el empate, sino también, porque tuvo que apelar a la trampa de los familiares. Una verdadera vergüenza que se traduce en una estafa al pueblo juninense. En fin, una triste victoria pírrica.