El presidente Javier Milei sumó este domingo una nueva distinción simbólica a su repertorio personal: fue declarado “granadero honorario” por el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín. En la misma ceremonia, recibió también la “Orden Ecuestre Militar de los Caballeros Granaderos de los Andes”, un título de resonancias históricas que parece dialogar con la épica personal que el mandatario cultiva con entusiasmo.
El acto fue difundido por la cuenta oficial de la Oficina del Presidente en X, donde se compartió una imagen en la que Milei aparece junto a su hermana Karina —inseparable escudera de sus jornadas presidenciales—, el ministro de Defensa, Luis Petri, y miembros del cuerpo militar. Todos posan solemnes alrededor de un escudo con palabras como “deber”, “libertad”, “valor” y “honor”, conceptos que remiten a una era de gestas heroicas y capas ondeando al viento.
Esta condecoración se suma a una relación particularmente cercana que el jefe de Estado mantiene con esta histórica unidad del Ejército.
De hecho, hace poco más de un mes, participó de los actos por el 213° aniversario del Regimiento. Aquel día, el presidente ofreció un sentido discurso donde, en un pequeño traspié, rebautizó al prócer Don José de San Martín como “Don Juan José de San Martín”, un detalle que lejos de empañar la ceremonia, le dio un toque entrañable, casi escolar.
Los granaderos no sólo lo acompañaron en actos formales: también fueron protagonistas de momentos que, para algunos, podrían recordar escenas de cuentos de caballería moderna.
En diciembre, por ejemplo, la orquesta del Escuadrón Ayacucho lo sorprendió con una interpretación de “Panic Show”, canción de La Renga que fue el himno no oficial de su campaña. El presidente, visiblemente conmovido, recorrió luego la fila de músicos con gestos de gratitud dignos de un rey cruzado regresando del campo de batalla.
Otro gesto inolvidable ocurrió en octubre, durante su cumpleaños. La fanfarria del Regimiento le dedicó el clásico “Feliz Cumpleaños” en la escalinata de la Casa Rosada.
La escena, con un Milei emocionado al borde de la lágrima, fue registrada por cámaras y compartida con orgullo por sus seguidores, muchos de los cuales destacaron la sensibilidad del mandatario frente a estos homenajes que, para otros, evocan más un cuento de hadas que una escena de gobierno.
Así, entre marchas militares, nombramientos simbólicos y homenajes musicales, el presidente sigue construyendo una narrativa muy personal en la que las instituciones castrenses parecen tener un lugar reservado para lo ceremonial, lo simbólico y, por qué no, lo imaginario.