¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Marcos Stella: “Crecer como DT escuchando a Menotti fue una enseñanza única”

Comenzó a dirigir a los 19 años, pero a los 31 le llegó su gran oportunidad como entrenador de primera, en El Linqueño. A siete años de aquel inicio, nos dejó su mirada sobre el fútbol.

Domingo, 25 de enero de 2015 a las 02:46

César Luis Menotti suele contar una anécdota con Guardiola en la que él le dice al español que a pesar de la infinidad de títulos ganados había conseguido lo más importante que puede lograr un entrenador y era que ahora cuando abriera la puerta de un vestuario nuevo, todos sus jugadores sabrán a qué tienen que jugar. Y algo de eso hay en el entrenador de Villa Belgrano, Marcos Stella. Cualquiera que pregunte en el ambiente del futbol juninense por el extécnico de El Linqueño inmediatamente lo asociarán al gusto por el buen fútbol, el de la pelota por el piso y siempre tocando. Es dueño de un estilo, que lo defiende ante todo.

 

-¿Cómo te iniciaste en esto de la dirección técnica?

- Soy medio raro en esto porque me apasiona más ser entrenador que lo que fui como jugador. Yo empecé a dirigir a los 19 años y me crie futbolísticamente al lado de Taqueta (Barrionuevo) que es mi espejo. Él habrá visto algo en mí que podía ser entrenador y me daba para dirigir a los más chiquititos en Sarmiento. Me inicié dirigiendo a la categoría 86, que entre otros estaba Pancho Martínez de los que llegaron. Desde ahí siempre fui jugador de primera y era técnico de alguna división menor.

 

-La oportunidad de dirigir en Primera te llegó muy joven. ¿De qué manera surgió esa posibilidad?

-Siempre digo que soy un agradecido al fútbol porque en 2007 me viene a buscar Hugo Déboli para ir a El Linqueño y ahí tuve la suerte de conocer a Walter Támer, que a su vez nos vinculó con Cayetano Rodríguez, Fatiga Ruso, Ángel Cappa, todos con la escuela de Menotti, quien en esa época iba seguido a Lincoln porque lo llevaba Támer, y nos quedábamos hasta las 4 de la mañana hablando de fútbol. Eso fue una experiencia imborrable y un aprendizaje único que me llevó a crecer y a madurar como entrenador. Siempre bajo las ideas y la escuela tanto de Menotti como de Taqueta.

 

-¿Cómo fue esa experiencia inicial, siendo tan joven, tener que dirigir a jugadores con tanta trayectoria y en la mayoría más grandes que vos?

-Lo vuelvo a repetir, soy un agradecido al fútbol de haber podido dirigir ese equipo de El Linqueño en 2008 y 2009 donde había jugadores como Rodrigo Burela, Favio Schiavi, La Vieja Moreno, Luciano Abalos, Núñez, que habían pasado por la Primera División, pero con un respeto total, porque éramos casi de la misma edad. A esto se sumó el aporte fundamental de Santiago dos Reis, que ya lo conocía de Sarmiento, más un grupo de juveniles que recién se iniciaban, que también fueron importantes, creciendo al lado de los experimentados. En esto creo que son muy importantes los jugadores que te ayudan. La grandeza de los jugadores hace a la grandeza de un entrenador.

 

Avanza la charla y cada respuesta suena como una declaración de principios sobre el fútbol y la vida. Justo en un medio donde, a veces, es difícil encontrar ese interés por la pedagogía y la enseñanza, más allá de los resultados momentáneos.

 

-Diego Cocca es un ejemplo de estos tiempo, pero ¿Te costó ingresar en el ambiente, teniendo en cuenta que muchas veces contratar a un técnico sin experiencia y con tan corta edad suele despertar críticas apresuradas en un medio tan conservador?

-En este país se cuestiona todo y más cuando no ganás. Cocca hoy es el mejor técnico del país y hace dos meses no lo quería nadie. Entonces yo, ante eso, rescato las ideas. Para mí la ideología, los principios están por delante de todo. En todos los clubes donde estuve me manejé de la misma manera y cuando algo no me gustó di un paso al costado.

 

-¿Algo de eso te pasó en Atlético 9 de Julio de Chacabuco?            

- 9 de Julio fue el peor club que dirigí, no por la institución sino por la gente que me llevó, porque yo trato de ir de frente, respetando las ideas y lo que uno pregona. Vinieron los dirigentes y acordamos que el proyecto a largo plazo era formar jugadores y tratar de ponerlos en primera. Empezamos a trabajar y un allegado acercaba seis refuerzos, dos nada más andaban bien entonces prioricé a los pibes del club. Íbamos punteros y en un momento miro la planilla y de los 16 había 12 que eran nacidos en la institución. Al martes siguiente hubo reunión y me plantearon que la gente que aportaba plata quería que jueguen los refuerzos. Inmediatamente le dije que a partir de ahí iban a jugar siempre porque yo me volvía a Junín, ya que no era lo que habíamos acordado.

 

-¿Volviendo al fútbol y a tu idea sobre el juego, te cuesta convencer a los jugadores y a la gente para que se comprometan con ella?

-Los que estamos convencidos de esta idea hoy tenemos el reflejo que jugando bien se puede ganar todo, como lo demostró Guardiola. Y acá, estuvo instalado durante un montón de tiempo que el que quiere jugar bien no quiere ganar. Eso no es así. Yo quiero que mi equipo juegue bien porque así  vamos a tener más posibilidad de ganar. En los medios hace mucho que está instalado que “hoy hay que ganar como sea” o “esto es de vida o muerte”. Yo creo que hay una manera de buscar las cosas, un camino para llegar al triunfo, y en ese camino, crecer. Nosotros tuvimos vidrieras que con tal de ganar un partido se han contaminado a los jugadores rivales. Entonces eso le ha hecho muy mal al fútbol argentino. Yo desde mi lugar intento que se respete una línea, a veces te sale mal y otras bien, pero lo vamos a intentar todos los días, porque las ideas no se negocian.