Dos equipos bien diferentes se enfrentaron anoche en la final de perdedores del Torneo Nocturno Néstor Azcárate. Uno, Villa, con jugadores experimentados y de trayectoria acostumbrados a jugar este tipo de partidos, frente a otro, Buenos Aires al Pacífico, repleto de chicos y prácticamente sin experiencia en estas instancias. Sin embargo el fútbol dio muestras de porque a veces los papeles no cuentan y arrojó un juego parejo en gran parte del mismo, con trámite cambiante.
Por momentos el equipo de Luis Forzano lo llevó a Villa a jugar al ritmo que más le convenía proponiendo una intensidad alta. Pero esa disputa también fue un arma de doble filo, ya que en la transición defensiva el que lastimaba era Leandro Milla. Algo de eso pasó en el primer gol, donde Germán Tuso lo encontró por la izquierda al número 7, que le ganó en velocidad a Braian Rosales y al querer desborar fue derribado por el lateral derecho. Daniel Picca sancionó penal y Johny Aquino se encargó de transformarlo en gol. Transcurrían 14 minutos y hasta el 1-0 los dos habían contado con alguna ocasión para abrir el marcador.
Luego del gol la cosa no cambió mucho. Villa trataba de generar espacios con la movilidad de Tuso y Milla, mientras que lo mejor de los Azules se producía cuando la pelota pasaba por Lucas Real. Y fue el mediocampista de BAP quien dispuso de la mejor chance para el empate. Federico Ciotta perdió el balón en la salida, Jonthan Domench lo dejó mano a mano a Real, que no ensayó la mejor definición, y la pelota fue despejada por las piernas del arquero Claudio Fernández que se había jugado al otro palo.
Comenzó el segundo tiempo y a los 11 minutos el partido pareció estar sentenciado. A los 2, Leandro Milla giro sobre la izquierda, en la mitad de la cancha, y habilitó con una pelota larga, a la espalda de los centrales, a Wenseslao Soler, que gracias al gran pase del 7, solo tuvo que hacer el resto. Tener paciencia para encontrar el momento justo para picarla, suave, ante la salida de Matías Oruza. Después, a los 11, Ramiro Luchelli robó una pelota en tres cuartos, cedió para Tuso que remató rasante, el arquero llegó pero dio rebote y allí estaba nuevamente Soler para aumentar a tres la diferencia. El peso ofensivo y la categoría de los delanteros de Villa marcaban la diferencia en ese momento del encuentro.
Sin embargo el equipo de Forazano nunca bajó los brazos y con el ingreso de Gonzalo Illescas buscó darle una variante al ataque a través de la generación de juego por el sector derecho. A partir de allí Los Ferroviarios se hicieron de la pelota y Villa esperaba para salir de contra. Pero fue por ese sector que encontró la vía B.A.P., luego de una escalada de Sebastián Pereira, que al intentar lanzar el centro fue empujado por Guillermo Tuso (había ingresado en el inicio del segundo tiempo) y el árbitro decretó penal que Jonathan Domench cambió por gol.
Los equipos de fútbol suelen ser un estado de ánimo y esa situación evidenció lo opuesto de los dos planteles en ese sentido. Los Azules empujaban hacia el arco de Fernández, mientras Aquino y los suyos no podían hacerse del balón para descansar con él. Pero una situación muy particular sucedió cuando, después de una falta, el árbitro pareció dar ley de ventaja y Villa anotó el cuarto. Sin embargo, ante el asombro de toda la parcialidad villera, luego de consultar al juez de línea (Hugo Demaro), Daniel Picca invalidó el tanto. Tras este episodio BAP atacó otra vez por la derecha y Cristian Ghio envió un centro al corazón del área para la cabeza de Domench, que luego de una mala salida de Fernández empujó al gol. Se jugaban 39 minutos y la esperanza estaba intacta para el equipo de calle Yrigoyen.
Se disputaron 11 más (con el descuento) y BAP lo buscó incansablemente pero no pudo ser. EL conjunto de Forzano pagó muy caro esos 11 minutos iniciales del segundo tiempo y terminó perdiendo por 3-2.
Ahora Villa enfrentará a Newbery, el 3 de marzo, y deberá ganarle dos veces para coronarse por segunda vez consecutiva en el Torneo Nocturno.