El nueve de de marzo de 2013 la sociedad juninense en su conjunto se vio conmocionada por el cobarde asesinato de Karen Campos (17) en manos de delincuentes que intentaron robar en el comercio en el que trabajaba, ubicado en la intersección de las calles Siria y Borges del barrio Belgrano.
El hecho ocurrió a dos cuadras de la Comisaría Segunda y pocos minutos después, cientos de vecinos se manifestaron en las inmediaciones, en reclamo de justicia y seguridad.
Las muestras de indignación y bronca se hicieron sentir en las redes sociales, los medios de comunicación y, principalmente, en las calles, en donde rápidamente se gestó una convocatoria pacífica para el 10 de marzo, frente al edificio municipal.
Cerca de las 19.30 de ese día unas ocho mil personas se acercaron al lugar portando banderas y carteles con consignas tales como “No más muertes”, “Basta de inseguridad” y “Justicia por Karen”.
Sin embargo, lo que comenzó como una marcha pacífica terminó convirtiéndose en un caos, en el que no faltaron los piedrazos, las balas de goma, la quema de autos, el saqueo de negocios y hasta el incendio de edificios de envergadura, tales como la Municipalidad, Tribunales y la sucursal céntrica del Banco Provincia.
Los disturbios fueron de tal magnitud que acapararon las primeras planas de los principales diarios nacionales y congregaron en Junín a las máximas autoridades de Seguridad, así como a importantes referentes de todo el arco político, quienes inmediatamente se pusieron a disposición del intendente, Mario Meoni, que por esas horas se mostraba desbordado por la situación.
Los desmanes ocurridos pusieron en jaque la institucionalidad del Gobierno Local, objeto de las principales críticas de los manifestantes. Pero también desataron fuertes cuestionamientos hacia la Provincia, responsable última de la administración de la Seguridad.
Pasadas las horas más críticas y con al menos veinte personas detenidas por los disturbios, comenzaron las elucubraciones respecto de una supuesta intencionalidad política para intentar desestabilizar al gobierno local. Sin embargo, esas versiones nunca lograron confirmarse y pocas semanas después ya no quedaban detenidos por la causa.
Respecto del crimen, fueron condenados Juan Carlos Ledesma, de 23 años, y un menor apodado “El pelado”, quienes recibieron penas de 15 y ocho años, respectivamente.