Al denunciante lo secuestran en una camioneta, lo golpean y lo abusan. Como parte del mensaje, el ataque se concreta en una "perrera abandonada".
Lo concreto es que la víctima es liberada y denuncia con nombre y apellido a los acusados de semejante ataque. Y ahí la sorpresa es mayor: uno de los acusados es quien le mató el perro; los otros dos, policías locales.
Empieza una causa penal que tramita la fiscal Paula Borrello. Enterados de la acusación, los sospechosos se presentan a declarar ante la fiscal y se ponen a derecho. No los detienen, fijan domicilio y se van a su casa como sí nada.
En un comunicado, la fiscal reconoce que el joven presenta lesiones compatibles con una golpiza, pero no confirma el abuso. Habla todo el tiempo de "presunto".
La madre de la víctima es clara: "No mataron a mi hijo de milagro. Todo porque denunció a quien le mató el perro". Ahora es tiempo de pericias.
Teodelina: la denuncia es gravísima. Una venganza feroz, ilimitada, capaz de los peores tormentos.
Fuente minutouno.com