Es cierto que las campañas electorales se han ido complejizando con el correr de los años y han incorporado nuevas herramientas de comunicación a la hora de instalar la imagen de un candidato, al punto tal de llevarlo hasta el final de la campaña sin hablar de propuestas concretas.
También es cierto que en la disputa por el poder político de cargos ejecutivos y legislativos a todos los niveles conviven espacios tradicionales con otros de conformación más reciente y hasta quizás, simplemente electoralista.
Ahora bien, ante esta realidad ¿quien define el concepto de campaña limpia? y ¿qué se entiende por campaña limpia?
Vemos últimamente a candidatos que proponen desafíos como no pegar afiches o pintar paredes y nos invitan a bajarnos de nuestros autos y recurrir, en mi caso, a la bicicleta de seis asientos. Debo admitir que solo podría intentar el primero.Hasta ahí podría asociarse el concepto de campaña limpia con el de higiene, es decir, hará una campaña sucia todo aquel que por ejemplo, pegara un afiche de papel con una mezcla de agua y harina, pintara una pared o colgara un pasacalle.
Ahí claramente es donde nos diferenciamos en la interpretación.
A mi modo de ver una campaña limpia debería referirse al comportamiento leal y sincero hacia el oponente o contrincante, es decir parecido a lo que en el deporte es el “fair play”. Desde esta óptica es que parte mi desafío para la campaña.
A quienes piden higiene les propongo cerrar los cientos de perfiles truchos de Twitter y Facebook que se dedican a diario a difamar y agredir a los que no compartimos su visión política y en especial a los candidatos oponentes y sus familias.
Pegar un afiche o pintar una pared es una tradición, en especial en partidos políticos como el peronismo y seguramente mucho más barata que el manejo de todos esos recursos tecnológicos que trabajan en las sombras sin dar la cara.
Para los que hemos sido y somos blanco constante de estas agresiones no nos quedan dudas de la inocencia de un afiche y donde está la mugre más rancia en el planteo de una campaña. Es por esto que la pregunta concreta es ¿qué es más importante para los juninenses, una campaña limpia o el fair play?