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Se presentó la pelea de Anahí La Indiecita López

Fue mediante una conferencia y posterior almuerzo en La Genovesa que contó con la presentación del periodista especializado en boxeo, Marcelo González.

Por Redacción

Viernes, 25 de noviembre de 2016 a las 01:02

Este jueves a las 13 horas, en el bar La Genovesa, se realizó el lanzamiento de la pelea por el título argentino femenino mosca denominada “Llegó la hora” donde la juninense Anahí “La Indiecita” López se enfrentará a la colombiana naturalizada argentina Luna del Mar Torroba, el próximo sábado en el Club Ciclista Juninense. Allí habrá una velada que contará con seis combates previos y que tendrá la transmisión de DIRECTV Sports desde las 23 horas. La presentación estuvo a cargo del periodista especializado en boxeo Marcelo González y la púgil estuvo acompañada por su entrenador, Leopoldo Rodríguez, el promotor Carlos Arano, el boxeador Emiliano “La Cobrita” Domínguez (también peleará el sábado) y por Luis Cuty Barrera quien recibió un reconocimiento al cumplirse 25 años de haber conseguido el título Sudamericano Walter.

En el inicio el que tomó la palabra fue Mario Arano quien sostuvo que espera que “esto sea el inicio de despertar al gigante dormido que fue Junín en su momento, ya que hoy por hoy el boxeo se ha posicionado como segundo deporte a nivel nacional y queremos que acá vuelva a tomar ese lugar porque acá tenemos una cuenta pendiente y hoy Anahí va a disputar un título argentino con posibilidades de ganar por lo que esperamos que la gente acompañe. Con esto aspiramos a que el boxeo de Junín se ponga en marcha nuevamente”.

Luego habló la principal protagonista e hizo referencia a la ilusión que le genera pelear por el título en su ciudad. “Estoy muy contenta porque hace muchos años que sueño con esto, así que el sábado vamos a estar dando lo mejor porque quiero que este título se quede acá”; asimismo reconoció estar tranquila y sin presiones para enfrentar el combate, ya que reconoció que “arriba del ring me olvido de la gente y me concentro en hacer mi trabajo”.

Leopoldo Rodríguez, entrenador de la Indiecita apoyó sus palabras y agregó: “La verdad es que estoy muy conforme con el equipo de Arano Box, hemos trabajado muy bien con los profesores porque ella es muy voluntariosa y es por eso que va a ser campeona. Para mí como maestro creo que tengo una muy buena alumna que va a saber convertir todo su sacrificio en felicidad”.

Por último, Emiliano La Corbita Domínguez manifestó: Estoy contento de pelear en el evento donde Anahí va a disputar el título y que sin dudas lo va a dejar en Junín. Estoy bien preparado y ojalá que salga un evento de primera”.

El pesaje

Este viernes a las 17 horas, en el Club Ciclista Juninense se realizará el pesaje de Anahí López y Luna del Mar Torroba.

 

Su rival

Luna del Mar Torroba (en cuyo documento figura el apellido de la mamá: Vergara Rosero) es una muchacha que tiene una historia particular, algo complicada en su Colombia natal, y bastante más ordenada y relajada desde que se hizo "una pampeana más, una representante de Anguil".

 

De la montaña a la llanura.
¿Pero cuál es la historia de esta niña? "Nací en Cali, un lugar bien distinto de este", dice.
Hasta los 11 años Luna del Mar era una chiquilla que tuvo "una vida rara. Mi mamá era vendedora ambulante, medio hippie. En realidad una artesana que andaba con su mantita de aquí para allá. Hizo la escuela primaria en Cali, y no tenía muy claro el concepto de padre-madre" porque su progenitor: Alberto Torroba, había partido, cruzaba los mares y recorría el mundo, en tanto Luna del Mar empezaba a quedarse con sus tíos, particularmente con "tía Amparo", que iba a reemplazar de alguna manera a su madre. "Pero él siempre supo que yo había nacido, porque mi madre le habría escrito". Y cabe preguntarse cómo habrá sido esa comunicación, en tiempos donde no había celulares, ni internet, y Alberto era un navegante solitario de un barco pequeño y frágil expuesto a los avatares del océano. La cuestión es que, no se sabe cómo, supo que en Cali había quedado una hija. Amparo se comunicaba "de tanto en tanto, de alguna manera" con Alberto y le hablaba de su padre a la pequeña Luna del Mar, hasta que él dijo "la quiero conocer". Se hicieron los contactos y un día la pequeña, con sólo 11 años, fue puesta en un avión al cuidado de las azafatas.

Un encuentro especial.
En Ezeiza enseguida lo vio y se dio cuenta que era él: allí estaba, entre el gentío, alto, rubio, el pelo hasta los hombros… el hombre miraba con avidez, pero no parecía darse cuenta cuál era la niña que estaba aguardando.
De pronto alguien, personal de a bordo, se le acercó y le dijo: "Ella es su hija". El hombre corpulento miró hacia abajo y la vio, se agachó y la tomó entre sus brazos. "Me quedé allí, dura, quietita, sin saber qué hacer, porque aunque sabía que era mi papá, era un desconocido para mí". Cabe imaginar que no debe haber sido fácil el primer contacto, las primeras palabras… Después algunas horas en Buenos Aires, algunas vueltas por allí, y el viaje en micro para llegar a Santa Rosa, y desde la Terminal en un automóvil Citroen 2CV directamente al campo, ubicado a pocos kilómetros de Anguil.
"Todo era muy distinto allí para mí, porque en realidad mi vida era en Cali más urbana, de andar por las calles llenas de gente, pero me fui acostumbrando y al poquito tiempo ya me sentía muy bien. Me adapté rápido, y en cuanto al acento colombiano, enseguida ya no lo tenía más", cuenta.

La historia de la mamá, Doris Isabel, tampoco es "normal", pero es muy dura y distinta. "Cuando conoció a mi papá en Tumaco, al tiempo quedó embarazada y él partió a navegar. Después ella le dijo que yo había nacido y él siempre supo que yo estaba", recuerda la joven.
Hace unos años Luna del Mar volvió por un mes a Cali a ver a su familia: "Yo sabía que mamá andaba con gente pesada, incluso vinculada con la droga y cayó presa. La ví por última vez y a la semana que me vine falleció", dice sin trasuntar demasiadas emociones mientras cuenta.

La vida en el campo.
Le gustó rápidamente ese paisaje bucólico, en el que podía ver el amanecer, el sol cruzar el cielo cada día y sentir el aire fresco de la mañana pegándole en la cara. "Empecé a sentirme muy bien, porque era la primera vez en mi vida que tenía una casa, un hogar, alguien que se preocupaba por mí… iba a la escuela en Anguil, después hice el Polimodal, y más tarde empecé a estudiar Historia, pero no me quedaba mucho tiempo".
Es que más allá de la tranquilidad campesina había que trabajar. "Mi papá me dio algunas y empecé como pastora de ovejas. Llegué a tener 60, y vendía y me hacía mi platita. Pero más tarde también me inicié en otras tareas, y trabajé con la hacienda y aprendí casi todo el oficio: sé vacunar, capar, no tengo problemas si hay que alambrar… Me gusta, muchísimo, el trabajo del campo", dice 

Los deportes.
"¿Sí salía? Muy poco. Me gustan las cosas tranquilas, aunque por supuesto como nacida en Cali sé bailar muy bien la rumba…", se jacta. Enseguida se vio que le gustaban los deportes, y sobre todo las artes marciales: "Hice Sipalki con Martín Zabala, y llegué a ser primer Dan; también Judo durante tres años, y ahora quiero empezar con el Kung Fu. Un día una amiga me invitó a ir al Club Argentino donde se hacía boxeo… la idea era hacer algo de gimnasio, pero Roberto Pedehontaá me invitó a boxear y le dije que sí. Iba y venía al campo todos los días, primero en el Citroen, después en moto, en un Renault 12 rural a gas, de cualquier forma". 

Pero no se queda sólo con el boxeo, porque además le gusta hacer tracking. "Sí, por eso alguna vez me fui de mochilera y escalé el Lanín, y también anduve por el Chaltén. Me gusta mucho la actividad física", agrega por sí hace falta.

¿Si me conocen en Anguil? Sí, bastante, donde voy saben que soy la boxeadora que los representa y la gente me habla si peleé o estoy por pelear. Se interesan, es lindo. No es que me vuelva loca eso, pero está bueno".
La chica que llegó de Cali hace ya varios años dice: "Soy una ciudadana más de Anguil. Me nacionalicé, así que soy de Anguil, pampeana y argentina", expresa convencida y agrega: "En el futuro, cuando deje de boxear me veo viviendo en el campo, con mis hijos corriendo por allí. Es la vida más sana que hay. Aunque para eso todavía falta, porque antes quiero ser campeona del mundo". 

 

Fuente: Marcelo González

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