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Homenajean en Junín al "Soldado Tom", el perro que murió en combate

Tom era la mascota del regimiento y murió en combate por las esquirlas de una bomba enemiga. Este viernes se le brindará un emotivo homenaje junto a los héroes caídos durante el conflicto bélico. Lee su historia

Por Redacción

Jueves, 31 de marzo de 2016 a las 21:03

La historia de Tom

El "soldado Tom" fue llevado a Malvinas por el veterano Omar Liborio, quien lo trasladó de manera clandestina y le puso el nombre porque iban al Teatro de Operaciones Malvinas. En breve tiempo, el perro se transformó en el ser más festejado, mimado y querido por todos. Como debían ocultarlo de los superiores, en las inspecciones el can debía estar oculto dentro de algún bolso o disimulado por una campera o saco de donde asomaba apenas su hocico para poder respirar.

Luego de un breve tiempo de espera en Santa Cruz, el grupo fue movilizado y partió hacia las Isas Malvinas en un Hércules. Por supuesto que Tom lo hizo también, pues ya era un soldado más del grupo de Artillería 101.

En Malvinas, Tom tuvo un comportamiento ejemplar: cuando se cañoneaba al enemigo, se paraba delante del cañón como el más avezado combatiente. Si alguien estaba bajoneado ladraba y jugaba con él en los momentos de calma, para animarlo. Cuando había "alerta roja de bombardeo naval" abandonaba el refugio para buscar a los que estaban más alejados; presentía con su instinto perruno los bombardeos antes de que se gritara la alarma y lo manifestaba con ladridos particulares que ya todos conocían.

Los soldados le fabricaron, con gorros y bufandas, un abrigo para atenuar las gélidas temperaturas del lugar y compartieron con él la comida, surgió entre ellos y el can una amistad profunda y sincera.

El 11 de junio, siendo la hora 11.15, un avión se lanzó raudamente, bombardeando y haciendo estallar un cañón que manejaban los camaradas de Tom, quienes corrieron para cubrirse.

El avión efectuó otra pasada, pero esta vez ametrallando furiosamente a la tropa, que repetía el ataque con fusiles. Muchos fueron heridos. Tom, que corría avisándoles a los más distantes, tuvo la mala suerte de ser alcanzado por esquirlas.

El humo y el olor a pólvora se enseñorearon con el lugar. A pesar de estar herido, el Cabo Liborio y otros que lo estaban también, buscaron a Tom y lo encontraron tendido sobre una roca; estaba inmóvil y los miraba con sus ojos negros. Esos ojos que otrora habían sido tan vivaces, fueron apagándose en forma lenta, despidiéndose de ellos, ¡sus amigos!

Allá quedó para siempre en la helada turba malvinera él, al igual que los héroes que dieron su vida por la Patria; es otro bastión argentino en las Islas Malvinas, la tierra insular que nos fuera robada en el siglo XIX.