Esos primeros quince minutos famosos en El Monumental. Hay una idea en el fútbol que dice que si alguien se quiere llevar algo de la cancha de River Plate no debe naufragar en esos primeros instantes donde el local suele ser un tigre enjaulado. Donde va y va empujado por el acompañamiento de su gente y más aún en el contexto de la necesidad luego del empate de Boca que lo posicionaba en condiciones ideales para descontarle puntos.
No fueron quince pero fueron casi diez los minutos los que padeció El Verde, ya que El Millonario desplegó todo su juego ofensivo a través de la posesión de la pelota y posicionalmente disponiendo de los once futbolistas para generar opciones de pase. Así, ese acabado jugador que es Ignacio Fernández fue el eje de la creación que contó con la amplitud que le dieron Moreira y Casco por las bandas y la movilidad y ruptura de Gonzalo Martínez y Sebastián Driussi. Con intensidad y precisión lo fue a buscar y obligó a Julio Chiarini a un par de intervenciones. Sin embargo luego de esos diez minutos, Sarmiento, a partir de la inteligencia de Gervasio Núñez, se adaptó a las condiciones y comenzó a encontrar los sitios adonde llevar el juego.
Yacaré entendió que debía sostener la pelota para hacer descansar a los defensores y le sacó ritmo al juego. Desde esa idea Sarmiento empezó a construir situaciones en ataque con el buen acople tanto de Marcos Astina por derecha como de Gonzalo Di Renzo por izquierda. Así, los tres participaron de la más clara del Verde en esa primera parte. La comenzó el siete por la izquierda, enganchó hacia adentro y habilitó a Núñez que ya en el área extendió para Astina. El ex Lanús tenía el remate sobre la derecha, pero sin ángulo y cerca de la línea final, decidió devolver para el 11 que esperaba cerca del punto penal. La pelota fue hacia él pero la resolución no fue la mejor ya que el remate de derecha salió varios metros arriba del travesaño.
En ese escenario se dieron los primeros 45 minutos. River siendo dominador y generando las mejores chances, pero con Sarmiento tendiendo las suyas también.
El arranque del segundo y dos aproximaciones del visitante hicieron pensar que los dirigidos por Fernando Quiroz podían seguir por el mismo camino. Pero nada de eso sucedió. River volvió a ser River y comenzó a llevar a Sarmiento contra su propio arco y rápidamente, a los cuatro, consiguió la ventaja tras un desborde de Fernández que centró para atrás, Moreira amagó a patear, dejó pasar, y detrás llegó Driussi para rematar dos veces. La primera rebotó en Alario y la segunda la acomodó con la cara interna de su pie derecho.
El gol no cambió el panorama y el partido se jugó en el área de Sarmiento. Astina y Di Renzo sintieron el desgaste y los laterales de River se hacían incontrolables en su escalada y encima Gallardo mandó al campo a Rodrigo Mora para jugar por la derecha. Así fueron pasando los minutos, esperando el segundo del local. Pero el fútbol suele deparar momentos sorprendentes y la diferencia era escaza.
El reloj marcaba 37 y Sarmiento cruzó la mitad de la cancha con una rápida combinación entre Méndez, Núñez y Vidal, que había ingresado por Di Renzo. El ex Independiente intentó el centro atrás y la pelota fue enviada al tiro de esquina. Y de esa posibilidad vino el gol del Verde. La pelota cayó en el área, Cuevas saltó a cabecear con Rojas y el rebote le quedó alto a Lucas Pérez Godoy, el mediocampista intentó darle de volea pero no la pudo agarrar de lleno, sin embargo salió bombeada y se metió por encima de Batalla que lo sorprendió la parábola y Sarmiento consiguió el empate.
De allí al final, Sarmiento se replegó a esperar el final del partido con River insistiendo por todos los medios, aunque no le alcanzó y el conjunto de Quiroz volvió a sumar luego de dos derrotas, pero más importante aún es el envión anímico que puede surgir para lo que viene, que no es ni más ni menos que la recta final del torneo.