Los objetivos principales, a veces, quedan en un segundo plano cuando el esfuerzo es mayúsculo y en el empeño por cumplirlo no hay absolutamente nada que reprocharse. Así lo entendió el juninense Martín Larraburu, quien el domingo pasado completó el Ironman (3,8 kilómetros de nado, 180 de bicicleta y 42,2 a pie) de Puerto Elizabeth, Sudáfrica, en 10 horas 48 minutos y 17 segundos, se ubicó 46 en su categoría (30-34), 265 en la general y no logró alcanzar aquella primera meta que se había planteado de llegar antes de las 10 horas. El que se quedó con la carrera fue el sudafricano Kyle Buckingham que paró el reloj en 8:13:00.
No obstante, el triatleta, que contó con el acompañamiento de su novia y su padre en Sudáfrica, reconoció que fue una experiencia excelente y al analizarla sostuvo que “la parte de natación fue muy buena porque tardé 1 minuto 39 segundos los 100 metros (promedio) que fue un poco mejor de lo que esperaba. El mar estaba tranquilo. En la transición se complicó porque el terreno tenía piedritas y no se podía correr, además cuando fui a subirme a la bicicleta tuve un contratiempo, pero que al final no incidió mucho. La parte de la bicicleta fue durísima porque la altimetría era mayor a la que decían, sobre todo la segunda vuelta, donde había mucho viento, y esto me bajó el promedio en los últimos 45 minutos. Ese esfuerzo que hice lo pagué después, ya que cuando me bajé de la bicicleta para hacer la segunda transición tuve que caminar porque tenía las piernas muy cargadas. Ahí comencé la parte a pie, que tenía muchas subidas y bajadas, y luego del kilómetro 18 tuve una contractura en el posterior de la pierna izquierda y todo se me empezó a complicar. Eso hizo que bajara considerablemente el promedio, pero por suerte pude completar y realmente fue una experiencia espectacular. Sabía que si arriesgaba en la bici me podía suceder lo que me pasó después, estaba dentro de lo planeado, pero difícilmente haga otro Ironman donde haya montañas porque la parte de la bicicleta la sufrí mucho”, reconoció.