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Casa Huerta, entre cumplir una resolución o hacer lo necesario

Sabado, 09 de junio de 2018 a las 21:27

Durante las últimas semanas pude observar todo el debate que se generó a partir del cierre de la extensión de la Escuela Media N° 8, conocida como Casa Huerta.

No puedo dejar de ocultar el cariño que tengo por ese proyecto, al cual apoyé mucho cuando fui intendente. Pero más allá de esta situación particular, creo necesario reflexionar sobre lo que plantean las autoridades de Inspección de Educación, como así también los docentes que defienden el proyecto.

Desde la órbita del Ministerio de Educación se explica que hay que cumplir con una resolución, a partir de la cual el servicio ofrecido por Casa Huerta se queda sin transporte, sin alimentación, sin que puedan convivir dentro del establecimiento alumnos menores de edad con mayores de edad y otras cuestiones por las cuales no puede seguir adelante.

Desde la perspectiva del Ministerio y de las autoridades locales de educación, cumplir con estas resoluciones que se encuadran dentro del sistema educativo es lo correcto. Seguramente llevar adelante el cierre de esta institución está dentro de una estrategia superadora pensada por los técnicos y profesionales del Ministerio de Educación Provincial.

Pero, en el transcurso del día a día, muchas veces esas planificaciones no siempre se corresponden con las necesidades.

Casa Huerta no era sólo una escuela, sino que además de educar, incluía socialmente a sus alumnos y les ofrecía una capacitación laboral que no se ofrece en otra institución.

Casa Huerta contaba además con un equipo docente muy comprometidos con el proyecto. Para ellos no se trata de unas horas más en una escuela. Los docentes de Casa Huerta estaban convencidos de que este proyecto le brindaba a sus alumnos algo que no lo brinda ninguna otra institución de la ciudad.

También estaban comprometidos con el proyecto decenas de personas que conforman la ONG que los apoya, porque confían en su cuerpo docente y porque entienden que Casa Huerta educaba e incluía a un grupo de adolescentes en situación de vulnerabilidad.

En este marco, desde el punto de vista administrativo, seguramente desde el Ministerio de Educación y desde Jefatura de Inspección, estén convencidos de que están haciendo lo correcto al cumplir con una resolución.

Pero, también tienen razón aquellos docentes que defienden el proyecto, porque están convenidos de que están haciendo lo necesario. Lo necesario para que decenas de chicos no queden excluidos, no sólo excluidos del sistema educativo, sino de la sociedad en general, aprendiendo un oficio, aprendiendo valores, normas, viendo la posibilidad de progresar, sintiendo que a pesar de haber fallado en otras escuelas, tienen un lugar donde pueden avanzar.

Eso mismo es lo que vi cuando fui intendente. Por esas razones es que apoyamos a Casa Huerta con recursos económicos, con la construcción de una nueva aula, con el aporte de profesionales del municipio que colaboraron con alumnos y docentes, con el apoyo de la Oficina de Empleo, con la puesta en funcionamiento del Programa SOL (Servicio de Orientación Laboral) y con la organización de viajes de esparcimiento.

Por eso, muchas veces, cumplir con una resolución no responde a dar respuesta a las necesidades de la población a la que está destinada.

Mario Andrés Meoni