“Hoy viene Facundo Castet”. Cuando le dije al compañero Diego García que íbamos a tener al lateral izquierdo de Sarmiento en el estudio de Santa Bárbara inmediatamente, como siempre lo hace, me soltó: “Pico, jugador del pueblo”. Nunca le pregunté, pero es fácil reconocer de dónde viene esa acepción. Simple, sencillo, amable y siempre con una sonrisa en la boca, así se muestra el bragadense cada vez que sale del vestuario o en cualquier encuentro ocasional. “Cuando voy a Bragado la gente me pide sacarse una foto y cuando vuelvo a mi casa se me caen las lágrimas de la emoción”, cuenta y agrega: “Yo no me olvido de toda la gente que estuvo al lado mío en inferiores, cuando no teníamos para comer y me llevaban cajas a mi casa”.
Tal vez pasar por esas situaciones forjaron la personalidad de este pibe de 20 años al que no parecen pesarles los momentos calientes del campeonato. “Nunca sentí presión en ninguna cancha. A lo mejor cierto jugador te cuesta marcarlo más que a otro, pero después el peso de la gente no lo siento. Pienso que los que están afuera me están alentando a mí y me olvido. Me gusta cuando hay mucha gente en la cancha”. Tampoco parace ser una mochila que su padre sea técnico y que un accidente de moto le haya frustrado la posibilidad de llegar al profesionalismo: “Viví cosas muy lindas con mi familia porque además mi papá es técnico así que están siempre apoyándome. Fue algo hermoso porque mi viejo no pudo llegar por un accidente y que yo le cumpla el sueño es algo muy lindo”
-¿Y la final con Arsenal cómo la viviste?
-En la previa fue una felicidad enorme. Mis viejos lloraban porque imagínate que jugué una final con 20 años y hay jugadores que tienen 30 y no pudieron jugar un partido tan importante.
-¿Pudiste dormir en la semana previa?
-Sí. La semana fue difícil por el apoyo de la gente, los mensajes, porque te empieza a pesar por la ansiedad que te genera. Por un lado es lindo pero por el otro trato de apagar un poco el celular para estar tranquilo. Y a la noche dormí tranquilo porque sabía que veníamos haciendo muy bien las cosas y, aunque no pudimos convertir, generamos muchas situaciones en el partido.
-¿Qué importancia tuvo en el después (del partido con Arsenal) haber tenido en el vestuario a jugadores como Garnier y Farré?
-Ellos siempre, desde que arrancó el torneo, son los que hablan, los que te dan aliento, los que unen al grupo, te dan mucha confianza y eso hace que salgas con tranquilidad a jugar los partidos porque tienen experiencia, una carrera hecha y hay que escucharlos porque son los que unen al grupo.
Termina la charla y se va, a comprar algo para comer, porque su cena la recibe en el club y por la nota no pudo llegar a la hora establecida. Pico Castet, el jugador del pueblo.