El cierre incluye también la clausura definitiva de la estación Bahía Blanca Sud, reconocida como edificio histórico, que quedó bajo la custodia de la Policía Federal. Diecisiete trabajadores perdieron sus puestos tras la medida y se suman a los cientos de despidos registrados en el sector durante los últimos meses. De acuerdo con estimaciones gremiales, el total de cesantías desde la implementación de la emergencia supera las 3.000 en todo el país, entre personal operativo, técnico y administrativo.
Más ramales suspendidos y miles de despidos
La política de ajuste ferroviario impulsada por el gobierno nacional ya alcanzó a otros ramales: el tren expreso entre Buenos Aires y Rosario, suprimido en mayo de 2024 sin explicaciones oficiales; el servicio turístico Mercedes–Tomás Jofré del Belgrano Sur, interrumpido tras el derrumbe de un puente; y los servicios de pasajeros hacia San Luis, Pehuajó, Pinamar y Cañada de Gómez, entre otros. En varios de estos casos, las suspensiones se justificaron por “baja demanda” o “costos de mantenimiento elevados”.
La desaparición del tren a Bahía Blanca representa un golpe simbólico y material para los habitantes del sur bonaerense. Durante más de un siglo, el ramal, inaugurado en 1884 como parte del histórico Ferrocarril del Sud, fue una conexión vital para las economías locales y un medio de transporte accesible para miles de pasajeros.
Sin alternativas claras de reemplazo, las localidades que dependían del tren quedan ahora más aisladas. Para muchos vecinos, el fin del servicio no solo significa la pérdida de un medio de transporte, sino también el cierre de un capítulo histórico que había sobrevivido a privatizaciones, crisis y décadas de abandono estatal.