La crisis declarada en la empresa láctea La Suipachense, así llamada por estar instalada en el partido bonaerense de Suipacha, terminó por ser irreversible y la Justicia declaró la quiebra de la compañía, que acumulaba un récord de deuda y más de un millar de cheques rechazados.
Es el peor final para las familias de los 140 empleados de la planta, que estaba sin funcionar y que ahora será liquidada junto con el resto de los bienes de la empresa.
Tal como La Tecla había informado en agosto, La Suipachense había quedado en manos de sus trabajadores cuando la empresa propietaria, la venezolana Maralac, se retiró, dejando un tendal de deudas y sin pagar los salarios.
No fue posible salvar a La Suipachense. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) contabilizó más de un millar de cheques rechazados, por un total aproximado de 8500 millones de pesos. El Juzgado en lo Civil y Comercial de Mercedes decretó la quiebra de la empresa (Lácteos Conosur SA) y dispuso su liquidación completa.
Además, le prohibió al presidente de la empresa, Jorge Luis Borges León, la salida del país.
El juzgado hizo notar que no sólo la Suipachense no cumplió con los pagos a sus empleados ni a sus proveedores (principalmente tamberos), sino que “carece de toda generación de ingresos” porque la planta estaba parada hacía meses.
Otra empresa controlada por Maralac, Alimentos Refrigerados SA (ARSA), había quebrado días antes. Era la compañía que producía yogures y postres para SanCor. Se detectó una deuda total de más de 49.000 millones de pesos y 540 chqeues rechazados.
El retiro de Maralac dejó a más de 600 trabajadores en la calle.