(¿Alguna vez pensaste en lo inevitable, papá?)
La palabra inevitable no se puede usar de cualquier manera.
Lo inevitable es lo inevitable porque lo inevitable es mágico.
Mágico de verdad, no como el salame de Harry Potter.
Inevitable es agotar todas las opciones posibles cuando un defensor central tiene la pelota y, después de pensar mucho y de darse cuenta de que ya no puede hacer más nada, tirar la pelota a la mierda.
Inevitable es prender el fuego con alcohol, en el momento en que las leñas están quemadas o el carbón es puro polvo o el viento está jodiendo demasiado o hay una lluvia torrencial en un asado que bajo ninguna circunstancia se puede suspender.
Inevitable es que se esté muriendo dios y, ahí sí, dejar con nueve a los que se juntaron al papi fútbol, una hora antes, sin poder conseguir un reemplazo porque todos los otros seres de este mundo se volvieron zombies sin piernas.
Inevitable es estar teniendo un infarto y no poder hacerle la segunda a un amigo cuando tiene que viajar desde Nuñez hasta Temperley para ver a una mina que le dijo que estaba con amigas, aunque ni siquiera sabe si se la va a ganar, aunque tenga novio.
Inevitable es estar en pareja y enamorarse demasiado de una persona por un rato y ya no saber cómo evitar los deseos sexuales con otra persona y llamar y avisarle a tu pareja que lo vas a hacer porque lo erótico es erótico.
Inevitable es faltar al cumpleaños de la tía segunda si tocan los Rolling Stone para 200 personas (no, esta es formal, es totalmente evitable el cumpleaños de la tía).
Inevitable es repensar lo que uno cree si alguien te pide por favor que lo reflexiones.
Inevitable no es regalar las convicciones: el que las regala es porque nos las tiene.
La palabra evitable es agotar hasta el final las consecuencias.
Martino tiene todos los detalles definidos de cómo quiere que juegue su equipo, qué relevos harán sus defensores, cuánto tiene que correr Mascherano, qué debe y qué no.
Sampaoli se pasa horas y horas trabajando y analiza detalle por detalle y dice que no aguanta las horas previas a la final y sabe todo lo que va a hacer y ya vio todos los partidos que tiene que ver mil veces.
Pero hay algo que es realmente inevitable: si Messi se despierta bien, habrá magia y al carajo todo lo que alguna vez alguien calculó para lo que sea en la vida.
Habrá magia.
Ariel/Ezequiel Scher para Familia Mundial