Adrián Capelli llegó a Río Gallegos para intentar salvar a Hispano Americano de disputar el playout por no descender. En aquel momento los números decían que el equipo del Sur llevaba 12 partidos ganados y 27 perdidos lo que lo ubicaba en el ante último lugar de la Conferencia Sur, apenas una victoria arriba de Boca. Pasaron ocho victorias, seis derrotas y finalmente una diferencia de tres juegos con el Xeneize, que en el medio contrató a Carlos Delfino, para conseguir el objetivo de permanecer en la Liga Nacional. El entrenador juninense dialogó con el programa radial Línea de Juego y contó la experiencia vivida en estos dos meses que duró su estadía en la ciudad patagónica.
-¿Qué cambiaste en los jugadores de Hispano para lograr este objetivo?
-Fueron dos meses muy intensos, con muchísima adrenalina porque no es fácil jugar en esta situación y a medida que van pasando los partidos la presión es muy grande. Pero por suerte me encontré con un buen grupo de trabajo de jugadores, cuerpo técnico, médico y dirigentes. Eso es fundamental porque si el grupo no está bien o falla algo se hace muy difícil. Me hicieron sentir muy cómodo a pesar de la distancia. Basquetbolísticamente teníamos la posibilidad de hacer dos cambios, lo entendieron rápidamente y hoy, a tres fechas del final, estamos salvados del descenso, algo que parecía inimaginable.
-¿Haberse hecho fuerte de local fue uno de los pilares de este presente?
- La clave de haber logrado el objetivo es exclusivamente por los triunfos que conseguimos de local, que han sido partidos muy complejos y duros, y otros en los que el destino y la suerte estuvieron del lado nuestro. Pero no tengo dudas que la localía fuerte fue fundamental para poder disfrutar un poquito antes de lo esperado. Más teniendo en cuenta que peleábamos contra Boca, con la incorporación de Carlos Delfino. Así que estoy muy feliz y solo tengo palabras de agradecimiento para la gente de Hispano que me hizo sentir como en mi casa.
-¿En qué te basaste para realizar los dos cambios cuando llegaste?
-Teníamos dos cambios. Uno de Sebastián Mignani que estaba lesionado y no se podía recuperar y el otro de uno de los extranjeros que no estaba funcionando. Justo se da el corte de Nicolás Ferreyra de Olímpico y hablé con él, le gustó el desafío y por suerte lo pudimos traer. Después también se dio justo lo de Alejandro Zilli. Fue una decisión difícil porque venía de ser cortado de Instituto, donde había jugado poco, y nosotros reemplazábamos a un extranjero, por lo que no podíamos fallar en la elección. Fue una apuesta complicada pero salió bien y el equipo se fortaleció porque ganó defensivamente.
-¿En qué momento te diste cuenta que el mensaje que bajabas comenzó a prender en los jugadores?
-Los dos primeros partidos fueron complejos porque debuté en Junín, ante Argentino, y fue difícil para mí. Después fuimos a San Lorenzo a enfrentar a un gran equipo, pero cuando volvimos y pudimos trabajar y rodar los sistemas, me gustó la energía que le ponían día a día porque sabían lo que se estaban jugando. Fueron complicados y duros estos 60 días porque parece que hubiese estado una temporada entera, ya que se vivió con mucha adrenalina, cansancio, desgaste, pero por suerte se logró el objetivo.
-Tus contrataciones casi siempre estuvieron vinculadas a salvar a equipos del descenso. ¿Es una cuenta pendiente pelear por el título?
-Es algo que no sé si el destino lo quiso así, pero es algo que se vive con mucha adrenalina, muchos nervios, pero uno siempre quiere lo mejor. Ojalá que la próxima temporada aparezca la posibilidad de estar en un equipo con más aspiraciones. Siempre digo que hay que trabajar día a día para estar preparados y esperemos que llegue esa oportunidad.